El señor de la foto se llama Giovanni Calabrese, y es el alcalde de Locri, uno de los pueblos con más mafia de Italia. Desesperado por la falta de responsabilidad de los funcionarios públicos de su ciudad le escribió una carta a Dios, pidiéndole que acabe acabe con el absentismo laboral.
Según informó el diario 'Repubblica', Giovanni Calabrese mostró su preocupación porque de los 125 trabajadores municipales que hay, "sólo 20 o 25" van a trabajar.
"Jesucristo, me dirijo a ti, en última instancia, no sabiendo ya a quién más dirigirme. Con gran deferencia invoco tu divina ayuda para resolver este antiguo problema que nos aflige [...] Te lo ruego, haz que trabajen ", imploró el alcalde.
Calabrese se decidió pedir el "milagro", después de haber denunciado a sus funcionarios por diversas advertencias disciplinarias; pero ellos se excusan con certificados médicos. Las razones que argumentan los infractores son enfermedades que van desde la depresión, dolor de columna, imposibilidad de estar en pie demasiadas horas o la incapacidad física para desarrollar trabajos pesados.
No sé, Jesucristo me parece que todavía no es Dios, vendría a ser como el príncipe Felipe hasta hace cuatro días, y mucho me temo que Dios no piensa abdicar del cargo, a pesar de que razones de peso no le faltarían. O sea que este santo varón de Calabrese ha errado al dirigir su carta pidiendo el milagro, poco le podrá hacer Jesucristo.
Y es que, bien mirado, si de 125 trabajadores municipales 25 trabajan, están más o menos en la media del sur de Europa, entre otras consideraciones por qué Locri que tiene unos 13.000 habitantes, con menos de la mitad de los funcionarios que tiene actualmente seria suficiente y de sobras, así que no es necesario que se queje el Sr. Calabrese y se acoja al 'mal de muchos consuelo de tontos', al fin y al cabo un señor que le escribe una carta a Dios ya anda por esos derroteros.
"Jesucristo, me dirijo a ti, en última instancia, no sabiendo ya a quién más dirigirme. Con gran deferencia invoco tu divina ayuda para resolver este antiguo problema que nos aflige [...] Te lo ruego, haz que trabajen ", imploró el alcalde.
Calabrese se decidió pedir el "milagro", después de haber denunciado a sus funcionarios por diversas advertencias disciplinarias; pero ellos se excusan con certificados médicos. Las razones que argumentan los infractores son enfermedades que van desde la depresión, dolor de columna, imposibilidad de estar en pie demasiadas horas o la incapacidad física para desarrollar trabajos pesados.
No sé, Jesucristo me parece que todavía no es Dios, vendría a ser como el príncipe Felipe hasta hace cuatro días, y mucho me temo que Dios no piensa abdicar del cargo, a pesar de que razones de peso no le faltarían. O sea que este santo varón de Calabrese ha errado al dirigir su carta pidiendo el milagro, poco le podrá hacer Jesucristo.
Y es que, bien mirado, si de 125 trabajadores municipales 25 trabajan, están más o menos en la media del sur de Europa, entre otras consideraciones por qué Locri que tiene unos 13.000 habitantes, con menos de la mitad de los funcionarios que tiene actualmente seria suficiente y de sobras, así que no es necesario que se queje el Sr. Calabrese y se acoja al 'mal de muchos consuelo de tontos', al fin y al cabo un señor que le escribe una carta a Dios ya anda por esos derroteros.