La muerte del banquero santanderino Emilio Botín, a causa de un infarto, no ha dejado indiferente a nadie. Desde el mundo de la banca, pasando por el empresarial y llegando hasta las diferentes formaciones políticas, todos los dirigentes se han pronunciado y han dejado sus opiniones en torno a la figura de este hombre de banca.
Las redes sociales se han convertido en un hervidero de críticas, tanto a favor como en contra desde que Izquierda Unida Béjar lanzara un twitt a primera hora de la mañana con el siguiente texto: "Emilio Botín pasa de dirigir un banco a regentar una caja. le damos la enhorabuena por este giro social en sus inversiones."
Miguel Rodero, dirigente de IU Comarca de Béjar afirma que no están dispuestos a asumir la "hipocresía institucional", que "hay que olvidar la benevolencia de otras formaciones, ya que Emilio Botín tiene detrás la muerte de muchos ciudadanos al hacer que el impago de sus hipotecas no se hayan podido solucionar".
Y a pesar de ser cierto, hay cosas que se las podrían haber ahorrado como el Twitt citado más arriba. Tan despreciables son las alabanzas excesivas, como una crítica tan sarcástica, de humor negro como esta. Ni una cosa ni la otra, hay un término medio, un guardar las formas que se está perdiendo, el saber estar y comportarse, en un extremo y en el otro. Pongamos que ayer murió un hombre de 79 años de un infarto, como mueren muchos cada día en todo el mundo, y ya está. Fin de trayecto, pero sin insultarlo ni menospreciarlo, esto se le tenía que haber hecho en vida.
Miguel Rodero, dirigente de IU Comarca de Béjar afirma que no están dispuestos a asumir la "hipocresía institucional", que "hay que olvidar la benevolencia de otras formaciones, ya que Emilio Botín tiene detrás la muerte de muchos ciudadanos al hacer que el impago de sus hipotecas no se hayan podido solucionar".
Y a pesar de ser cierto, hay cosas que se las podrían haber ahorrado como el Twitt citado más arriba. Tan despreciables son las alabanzas excesivas, como una crítica tan sarcástica, de humor negro como esta. Ni una cosa ni la otra, hay un término medio, un guardar las formas que se está perdiendo, el saber estar y comportarse, en un extremo y en el otro. Pongamos que ayer murió un hombre de 79 años de un infarto, como mueren muchos cada día en todo el mundo, y ya está. Fin de trayecto, pero sin insultarlo ni menospreciarlo, esto se le tenía que haber hecho en vida.
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