Hoy es miércoles y mañana jueves. Hoy es el último día de un año y mañana el primero de otro, una cuestión puramente burocrática. Lorin Maazel que no sabía había traspasado, no podrá dirigir magistralmente el concierto de cada 1 de enero de los valses de Viena, que tampoco se si podré ver, así como los saltos de esquí de Garmisch Partenkirschen. Tengo todavía a mi padre en el Hospital General de Cataluña. Se supone que debería desearos una buena salida y entrada de año y todos estos convencionalismos al uso, cuestión que he procurado evitar año tras año, porque hace tiempo ya aprendí que la vida no se mueve por deseos, sino por realidades, lo que dicen que decía Lennon de que la vida es aquello que nos pasa mientras nosotros hacemos otros planes.
Tomás, que era un concursante del Pasapalabra dejó grabado un programa que se ha emitido hoy donde deseaba y se deseaba buenos augurios para el 2015 para él y los demás, sólo que Tomás (que era un tipo que me caía - por atípico - muy bien) murió de un infarto hace dos o tres días. Esto es la vida, el resto hostias...