"La energía se gasta sobre todo en emociones inútiles y desagradables, en malos humores, en prisas inútiles, nerviosismo, irritabilidad, imaginación, ensueño y así sucesivamente. La energía se desperdicia en el trabajo equivocado de los centros; en la tensión inútil de los músculos fuera de toda proporción con el trabajo realizado; en la perpetua habladuría que absorbe una enorme cantidad de energía; en el "interés" que dedicamos sin cesar a las cosas que ocurren a nuestro alrededor o a las personas con las cuales no tenemos nada que hacer"

"Cuánta energía es así gastada en un trabajo profundamente inútil y dañino en todo sentido: actividad de emociones desagradables, preocupaciones, inquietudes, apresuramiento, y toda la secuela de actos automáticos enteramente desprovistos de necesidad alguna. Se pueden dar fácilmente innumerables ejemplos de esta actividad inútil. Ante todo, hay ese flujo incesante de pensamientos que no pueden ser detenidos ni controlados, y que consumen una cantidad enorme de nuestra energía.

Luego está la tensión continua y perfectamente superflua de los músculos de nuestro organismo. Nuestros músculos están contraídos, aun cuando no hagamos nada. Una parte considerable de nuestra musculatura entra de inmediato en acción para el más mínimo trabajo, como si se tratase de realizar el más grande esfuerzo. Para recoger una aguja del suelo, un hombre gasta tanta energía como para levantar a un hombre de su mismo peso. Para escribir una carta de dos palabras, derrochamos una fuerza muscular que bastaría para escribir un grueso volumen.

Pero lo peor es que gastamos nuestra energía muscular continuamente, aun cuando no hagamos nada. Cuando caminamos, los músculos de los hombros y de los brazos están tensos sin la menor necesidad; cuando estamos sentados, los músculos de las piernas, del cuello, de la espalda y del vientre están contraidos inutilmente; aun durmiendo contraemos los músculos de los brazos, de las piernas, de la cara y de todo el cuerpo - y no comprendemos que en este perpetuo estado de alerta con miras a esfuerzos que jamás haremos, gastamos mucha más energía que la que sería necesaria para realizar un trabajo útil, real, durante toda una vida.

"Además, podemos señalar el hábito de hablar sin cesar, de todo y a todo el mundo, y si no hay nadie, de hablarse a sí mismo; el hábito de alimentar quimeras, el ensueño perpetuo, nuestros cambios de humor, los continuos pasajes de un sentimiento a otro, y miles de cosas completamente inútiles que el hombre se cree obligado a sentir, pensar, hacer o decir."

"Para regular y equilibrar el trabajo de los tres centros cuyas funciones constituyen nuestra vida, es indispensable economizar la energía producida por nuestro organismo; no hay que derrocharla en un funcionamiento inútil, sino ahorrarla para la actividad que unirá gradualmente los centros inferiores con los centros superiores."

Todos los procesos psíquicos son materiales. No hay un solo proceso que no exija el gasto de cierta substancia correspondiente. Si esta substancia está presente el proceso se desarrolla. Pero cuando la substancia se agota, el proceso se detiene.

FRAGMENTOS DE UNA ENSEÑANZA DESCONOCIDA. P.D.OUSPENSKY