DE PROMESAS


No es que sea en la campaña electoral Andaluza, en todas las campañas electorales los políticos, tienen siempre alguna propuesta o medida estrella con la que pretenden decantar el voto hacia ellos, sin ir más lejos la de Obama era la de cerrar Guantánamo ya. Hace seis años que juró el cargo y si no lo han cerrado esta noche, Guantánamo sigue almacenando muchos prisioneros, sin ningún derecho jurídico y muchos de ellos seguramente inocentes. Después vienen las otras promesas menores siempre sobre temas recurrentes que preocupan a los ciudadanos, promesas que unos y otros  olvidan a la que se ha gana las elecciones.

Decía el viejo profesor Enrique Tierno Galvan, que las promesas electorales estaban hechas para ganar las elecciones, no para ser cumplidas, y ya se ve que así ha sido hasta ahora en el caso del Sr. Obama y el resto de políticos en todo el mundo y también los nuestros.
Hay un anécdota muy ilustrativa en campaña electoral atribuida a Santiago Rusiñol: Estaba en un pueblo de Lleida haciendo un mitin y en el ardor de las promesas ante el auditorio les prometió: Si ganamos las elecciones os construiremos un puente !. Entonces alguien de los asistentes le dijo: oiga! que aquí no tenemos río. Y Russinyol o el político que fuera sin inmutarse contestó: Pues también os pondremos un río! y se quedó tan ancho.
Posiblemente sea una leyenda urbana o rural en este caso, o tal vez es cierta, que nunca se sabe, pero nos enseña que durante las campañas electorales se promete el oro y el moro con total impunidad y convencimiento de que no se podrá llevar a cabo lo que se está prometiendo.
Se había propuesto hace un tiempo (creo era el publicista Quim Llorente) que quizás se debería crear un tribunal que controlara las promesas electorales, de modo que al cabo de un año de Gobierno, programa electoral en mano, este Tribunal comprobara si lo que se había prometido en campaña se había cumplido y en el caso de no ser así inhabilitara a este Gobierno y se volvieran a convocar elecciones, y así sucesivamente hasta que en primer lugar, en campaña prometieran cosas razonables y posibles de alcanzar, y no hicieran volar tantos palomas que engatusan al tiempo que desencantan a la gente. Puede sonar a utópico o un poco descabellado, pero la propuesta habría que tenerla en cuenta.

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