El juez Antonio Serrano-Arnal ha concedido cinco días a Rodrigo Rato para que le entregue el pasaporte y le ha impuesto la obligación de comparecer mensualmente en el juzgado. O sea que no podrà viajar a las Islas Caiman u otros paraisos fiscales, però si a Suiza o Andorra. Don Rodrigo seguirá de momento en libertad, ahi és nada llamarse Rodrigo Rato como dice Anton Losada en el diario.es. si fueran otros el nombre y apellido este señor al que DaVid Fernandez tachó de gangster y no andaba equivocado, estaria ya en la carcel.

Nadie como Rodrigo Rato encarna mejor la voracidad insaciable de ese capitalismo granuja que nos han traído estos tiempos de sufrimiento y precariedad mientras le echábamos la culpa a los parados, los jubilados o los funcionarios. Don Rodrigo y sus amiguetes hacen negocios, se condonan las deudas, se reparten las tarjetas black, se conceden los créditos y se embolsan los beneficios en cómodos y seguros paraísos fiscales mientras nosotros, los contribuyentes, pagamos la cuenta, y encima a callar no sea que se ofenda y tenga que reunirse con el Ministro de las hostias, aunque no tenga twitter.

Cuando hablan de la cultura del esfuerzo se refieren exclusivamente al nuestro. Nuestros sacrificios son sus negocios y a más sacrificios, más negocios. Ahí se esconde la fórmula secreta de su éxito. No existe otra. En el capitalismo de la globalización la riqueza no se crea, se arrebatan a los demás.
Puede que Aznar tenga ahora tanto interés en ejercer de analista político y tantas cosas que espetarle a Mariano Rajoy porque, mientras se cotillea sobre sus broncas al hijo pródigo que se niega a reconocerle como padre, evita tener que manifestarse sobre las hazañas de su exvicepresidente y hasta hace nada compañero ejemplar.