El tan codiciado dato de la privacidad de los datos personales es una entelequia, no existe; los datos tuyos, míos, del otro, los de todo el mundo que las quiere tener o los necesita para llamarte desde un 91 a horas intempestivas ofreciéndote no sé qué, o la correspondencia con nombre, apellidos y dirección que recibes día si día también en tu buzón. Quien les facilitó estos datos? que se supone son personales e intransferibles. ¡Coño! el sistema, la tontería ésta del Safe Harbor que aunque todo y todo lo controla y lo sabe de nosotros, desde qué páginas visitamos, qué wathsapp's envíamos, con quien hablamos e incluso pronto, que  cuando cagamos. 
No hay privacidad de los datos personales, y eso no hacía falta que nos lo dijera Snowden, ya lo sabíamos o ya lo podíamos intuir mucho antes.
La dentista de mi hermano se jubila y el principal problema que tiene para cerrar su negocio (pequeño) es el tema de la protección de datos de sus clientes, se ve que tiene que mover una cantidad de papeleo inmensa, todo ello para nada, estos datos los tiene quien los quiere tener del primero al último.
Aunque no tengas móvil ni ordenador, serás igualmente controlado por la perversión del sistema que te obliga - en principio en la sociedad occidental - a operar con el sistema bancario, esta es la gran perversión ....

La cosa venía de lejos, pero el 11 de septiembre en Nueva York con el atentado a las torres gemelas lo aceleró, y no deja de ser curioso que todo este esfuerzo inmenso para controlarnos, para controlarlo todo, sea un esfuerzo caro y inútil, nunca sabrán lo que realmente pensamos porque lo que no podrán controlar es nuestra mente, nuestra alma, esta es nuestra suerte y su desgracia, creen que lo saben todo, que lo controlan todo, y saben sólo lo superficial, lo poco importante y no controlan nada. Están perdidos en su propia incongruencia. Ah! y son muy vulnerables, mucho más de lo que se piensan .....