No acabo de entender porque tengo que lucir un lazo negro y decir que yo también soy Paris, ni entiendo tampoco el minuto de silencio que se hace en los campos de fútbol, ​​todo eso son convencionalismos bastante hipócritas y trasnochados, fáciles de hacer y que significan lo que quieren significar, el esfuerzo es mínimo y se queda bien, que en el fondo quizás de eso se trate.
Desde que fui a la manifestación para intentar evitar el asesinato de Miguel Ángel Blanco por los sicarios de ETA, y la contraria a la Guerra de Irak (la que nos ha llevado estos hechos de Paris y los anteriores 11-S y 11-M), como decía, después de ir a estas dos manifestaciones, vi que no servía para nada, sólo para tranquilizar la conciencia y tener la sensación de que había hecho algo, o sea nada. Este atentado, el de Nueva York, el de Madrid y otros es el precio a pagar por esta sociedad, aparte de tener cada vez más restringidas nuestras libertades, y la culpa es de nuestros terroristas, de nuestros Estados terroristas, de nuestros hijos de puta, como decía Rumsfeld de Saddam Hussein: es nuestro hijo de puta, le hemos puesto nosotros.  Y nosotros, los demás, que como meros comparsas de este aquelarre poco tenemos que decir y hacer, tenemos que ir haciendo como siempre, y si nos coge algún atentado, mala suerte, seremos un daño colateral según de qué lado nos venga, que esta es otra y si no, pues víctimas del terrorismo, y alguien de buena fe lucirá un lazo negro por nosotros, dirá Je suis toi, harán minutos de silencio en los campos de fútbol y habrá manifestaciones de apoyo a las víctimas. Unas víctimas eso si, que seremos muertos de primera no como estos presuntos terroristas según el Ministro del Interior que intentan atravesar la mediterránea en patera y terminan en el fondo para siempre (400 en octubre pasado) sin que nadie luzca lazos negros por ellos, diga Je suis toi, se hagan minutos de silencio en los campos de fútbol y un señor toque como homenaje Imagine al piano en una calle en Paris.