Cuando hacía el servicio militar en Palma de Mallorca, en la subinspección general de Baleares, en la oficina donde estaba yo llegaba sólo un ejemplar del diario Baleares que era para los 7 que permanecíamos allí haciendo el vago, y claro, el diario se leía por orden de rango militar, primero el Comandante Crespi, después el Capitán, el teniente, el sargento primero, el sargento, el cabo primero (moi) y el último el soldado.
Lo recordaba esta mañana y otras mañanas anteriores a la hora del desayuno que es cuando más echo de menos a mi padre. Han sido muchos años desayunando juntos cada mañana los últimos, y de siempre cada domingo sin falta desde que me casé.
A mi padre le gustaba leer el periódico a la hora del desayuno mientras iba comentando la jugada y haciendo comentarios sobre cuando la guerra, de la que mantuvo hasta el último momento una memoria muy fresca. Yo lo leía después, como en la mili en Palma.
De siempre, el Padre bebía con porrón, tradición que mantengo aún a día de hoy, pero a la hora del desayuno yo prefiero la Coca-Cola, la normal, que ahora ir a comprar Coca-Cola al súper es una tarea ingente para encontrar la tuya, pués son todas prácticamente iguales.
Mi padre no lo entendía: Como puedes beber esto en vez de hacerlo del porrón como se ha hecho siempre?
- No lo sé, pero me refresca - le decía -, me da la sensación de que me limpia todos los conductos de bajada y se me pone bien.
Mi padre no lo entendía, pero un día, no hace mucho lo quiso probar, y le encantó, dejando el porrón aparcado para la hora de la comida y la cena, y hasta el último momento de su  vida, el día 22 de Octubre pasado cada día por la mañana bebía a la hora del desayuno Coca Cola como yo.
Ahora, puedo leer el periódico de primeras cada día, sigo bebiendo Coca-Cola a la hora del desayuno, pero estoy solo, no puedo escuchar a mi padre comentar la actualidad ni explicarme aquellas historias de la guerra que tanto me fascinaban. Es ley de vida - dicen - pero es jodido.