No quiero decir que las mujeres no tengan ningún carácter. ¡A fe mía que no¡ Tienen más bien uno cada día, lo que realmente es un mérito. El carácter surge de una serie de principios estereotipados. Alabamos a una persona y decimos que “tiene carácter” cuando actúa conforme a principios firmes ante los que sucumbe su espíritu. Decimos también que es consecuente cuando se aferra a lo que pensó y expresó y llegamos a disculpar a los malvados con tal que se pueda decir de ellos que han actuado de modo consecuente. Esta autosumisión moral, sin embargo, se encuentra casi exclusivamente entre los hombres. En el espíritu de las mujeres se mantienen aún vivo y en movimiento el sentido de la libertad: Si hoy poseen malos principios, me atrevería a apostar que mañana serán excelentes

Heinrich Heine