OTRO MESSI, POR FAVOR


Quizás por un exceso de lucidez o simplemente por ser conscientes del entorno, no somos en casa de celebrar nada, como mucho el aniversario del nacimiento, simplemente como certificado de supervivencia un año más en este paisaje yermo en el que nos ha tocado vivir.
Dentro de este paraje inhóspito, he sobrevivido a otras fiestas de navidad, y, cada vez cuesta más y se hace más pesado soportar el estado de atontolinamiento del entorno que se banaliza y aumenta año tras año; lo único que salvaría es el día de reyes que vienen tonos a comer a casa, pero que a medida que se van haciendo mayores los nietos pierde en intensidad. Y ni tan siquiera me queda el consuelo de dejar deslizar por la cara lágrimas perfumadas de ginebra ahora que se ha puso de moda el gin tonic. Yo no amo el gran hermano, le detesto visceralmente, profundamente. Otra navidad es posible, pero no ésta. Otro Messi por favor, mi soma.

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