La policía turca ha matado a tiros a 16 sirios, entre ellos niños, que intentaban cruzar su frontera entre Siria y Turquía en los últimos cuatro meses, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. Según publica el diario británico The Times, varias fuentes apuntan a que la cifra de refugiados disparados en la frontera por guardias turcos puede ser mayor. Fuerzas fronterizas turcas están disparando los refugiados cuando escapan de la guerra civil en Siria. Dieciséis personas, entre ellas tres niños, han sido asesinadas por los guardias turcos mientras intentaban cruzar la frontera durante los últimos cuatro meses, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. El número real de personas asesinadas en su intento de cruzar la frontera turca podría ser mayor, según asegura en The Times un oficial de la Policía Siria y un traficante sirio que vive en Turquía.
Es el fracaso de Europa, la misma Europa que se conjuró al terminar la segunda Guerra Mundial, por qué nunca más hubiera conflictos armados en su territorio. No es el primer fracaso del viejo y decadente balneario, hoy hace veinticinco años que estalló una guerra que no se habría tenido que evitar, la guerra de Bosnia, con actos tan sangrientas y terribles como la matanza de Srebrnica, ante la pasividad de las fuerzas de paz europeas, en este caso holandesas. Vergüenza !, vergüenza de todos, y aquí si que es de todos..., no sólo de los holandeses.
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DE LA VIDA
CONFESIÓN EN LA ETERNIDAD
CULPABLE:
Se espanta mi alma de lo que ahora ella ve.
¿Por qué lo hice...? ¡Sí, lo sé; y así ello fue!
Egoísmo irrefrenable y codicia insaciable,
endemoniaron esta mi –tan ruin– alma implacable.
La protección que me ofrecía el imperialista-superpoder-mundial,
me hizo dejar de temer cualquier castigo penal;
y ello me instigó a tomar ese oficio criminal,
el cruel oficio vil de avasallar, castigar, malversar y destruir
para, al imperialismo-totalitario-masificador-mundial, servir.
Y así, entonces, al tan indefensos veros
y para, gozoso yo, mis desprecios patentes haceros,
burlonamente reí y os condené a
–en la mentira, la miseria y la desesperanza–
tener que malvivir y sufrir…, y !morir¡
VÍCTIMAS:
¡Oh! Hermano tan tarde arrepentido
y de ánimo ahora tan afligido;
tu pesaroso y perenne penitenciario dolor
es también para nosotros un solidario dolor,
que de todos es sabido, con carácter proverbial,
que el rencor está excluido en la Gloria celestial;
pues de modo universal, el Amor de Dios, paterno,
aquí a todos llega a colmarnos del más puro Amor fraterno.
CULPABLE:
¡Aaah! A mi atormentado espíritu endemoniado
le abrasa ahora un fuego nunca antes imaginado.
Si yo pudiese volver a la vida terrenal,
gritaría en voz alzada a toda alma descarriada:
“Egoísmo irrefrenable y codicia insaciable,
–en servil marioneta, a mí me llegaron a convertir–
para, así, –al imperialismo-totalitario-globalizador–, ¡yo servir¡”.
Pues bien, predispuesto yo tal y como se acaba de decir:
Por dondequiera que fui,
a Dios, le provoqué y le maldecí,
la razón atropellé, la honradez corrompí,
a la justicia burlé, emponzoñé cuanto vi,
y en todas partes dejé memoria amarga de mí.
Y, toda aquella locura de mi alma pervertida,
tan sólo fue para adular la vesania despótico-liberticida
del superpoder-mundial-totalitario que, con engaño falsario,
llega a intoxicar la mente de quien peca de inocente.
¡Lágrimas, duelo, ateísmo, contracultura, ruina y desolación,
satisfacían entonces
las ansias de mi satánica ambición!
¡Lágrimas, duelo, ateísmo, contracultura, ruina y desolación,
que, al rememorar yo ahora,
hacen que sea infernal mi eterna condenación!
¡IMPLORO EL PERDÓN DE DIOS!
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José Antonio Chamorro Manzano