La costumbre es una forastera que suplanta nuestra razón, una vieja ama de casa que se instala en el hogar. Es discreta. humilde y leal. Conoce todos los rincones. Nunca nos ocupamos de ella porque sus atención es son invisibles.
Conduce los pasos del hombre por el camino que él hubiera elegido. Sabe los fines que persigue sin que él haya de señalárselos, y le dice con voz queda: "Por aquí".
Trabajando, en silencio para nosotros con ademán seguro y siempre idéntico, tiene la vigilancia en la mirada y la dulzura del sueño en los labios. 
Pero ¡imprudente aquel que abandone su yugo, una vez conocido! Esta vieja de paso monótono va adormeciendo la joven libertad, y todos los que, insensiblemente se han dejado ganar por su fuerza oscura son hombres por la fisonomía, pero son cosas por los movimientos - SULLY PRUDHOMME