En un domingo en una ciudad como Sabadell, pueden pasar muchas cosas; en el centro, detrás del ayuntamiento. ayer, celebraban una fiesta catalana-amazigh, mientras en el Mercado central estaban los anticuarios como cada domingo. En el eix Macià había un encuentro de gigantes, nada que decir, si no fuera porque los gigantes como los castellers suelen ir acompañados de un utensilio infernal, las grallas, las atronadoras grallas, que junto con las gaitas y la cantante Sygala, por el bien auditivo del personal deberían prohibirse, y ya puestos no estaría de más hacerlo con Adele y Manel; ya puestos, digo, hagámoslo bien, el mundo auditivo sería mucho mejor.
En la Concordia estaban de Fiesta mayor, unas cuantas atracciones y bastantes paradas de embutido o baratijas, pero había una, diferente, obscenamente diferente, de hecho en esta parada roja como las furias del infierno de los Pastorets, sólo vendían un libro: Dianética, de L.Ronald Hubbard, el fundador y padre de la Cienciología. No se que hacía allí, como no se que hacen estos señores con la parada de la biblia en la calle engatusando al personal, son las putas sectas que poco bueno hacen y si mucho daño. La Cienciología en España es legal, considerada como secta desde 2007, en otros lugares la consideran un negocio, y en algunos está prohibida.



Bueno, de hecho, la Cienciología es una multinacional más de la religión, como los de Roma o los de la Meca. Todas estas sectas destacan por su violencia verbal y en algunos casos física, su intolerancia, su fanatismo, sólo podríamos salvar el budismo, claro que, si por ejemplo un católico o un musulmán se hace budista es un renegado, mientras si un budista se hace católico o musulmán es un converso, aspecto que los budistas ni tan solo se cuestionan ni contemplan.
Decía Chesterton que cuando el hombre deja de creer en Dios puede creer en cualquier cosa, pero esto no es del todo cierto, se puede no creer en nada y sobrevivir, aunque ni tan siquiera se crea en los hombres.