Años ha, el dedo era un apéndice que servía para señalar, hurgarse la nariz en los semáforos, levantarlo airado, o designar un Presidente de Gobierno. Esto era antes, ahora la generación digital cae a veces en realidades virtuales o descolocaciones temporales de la visualización de las cosas.

Una tarde que mirábamos en el móvil de mi hermano pequeño, fotos que había hecho en su estancia en el Cabo de Gata en Almería, entonces, para que mi padre pudiese verlas mejor, fui al ordenador a 'mis imágenes' donde se ven más grandes, y, a continuación, hablando de caminos y pistas buscando el GR-92 en aparecer en pantalla en 'mis imágenes' los mapas, a mi hermano, inconscientemente, me lo encontré intentando deslizar las imágenes de la pantalla del ordenador con el dedo.


Un homínido analógico, esto nunca lo haría.