Que conste que me consta que al PP no le consta nada que tenga que ver con la corrupción, su corrupción. El "no me consta" ya lo empleó Esperanza Aguirre cuando la Guardia Civil registró el ordenador de su gerente: "De financiación ilegal en el PP de Madrid, que a mí me conste, no ha habido". Y lo ha usado igualmente Mariano Rajoy, por no explicar el que, el por qué y el cómo del borrado de los discos duros de Bárcenas. No consta, dice Mariano aduciendo que no conoce el tema. La primera vez, la pregunta podía coger con el pie cambiado, pero la segunda, la tercera, la cuarta, etc, no. Ya había tenido tiempo de indagar qué había pasado con el disco duro del ordenador del extesorero.

Esta reflexión viene a raíz del último escándalo que afecta al PP (partido Power Point, según el Gran Wyoming): un power point con el que presuntamente (siempre presuntamente), desde finales de los años 90, instruían a sus alcaldes y a varias comunidades autónomas para justificar y disfrazar el aumento de la financiación de cara al Tribunal de Cuentas. El powerpoint existe, no parece una invención de la prensa. María Dolores de Cospedal se ha quitado de encima el tema dejando claro que no le consta, porque además en aquella época no tenía despacho en Génova. Cierto, pero ahora es la secretaria general del Partido y, por tanto, le incumbe todo lo que pasa en el partido. O le debería incumbir y debería estar informada, aunque fuera o fuese en diferido.

La misma línea que de Cospedal ha seguido Pablo Casado, el 'chico del COU', al que tampoco le consta: "Yo en aquella época estaba en COU". dice tocando el violín. De acuerdo, pero un vicesecretario de comunicación como él, todo un 'jasp', si tiene que salir en rueda de prensa el día que aparece el power point, lo menos que puede hacer es informarse para aclarar públicamente las cosas. Su actitud no es más que tratar a los ciudadanos como si fuéramos idiotas que nos tenemos que tragar todo lo que vomita esta pandilla de cínicos mentirosos compulsivos.