La primera vez que fui a recoger al Instituto Pau Vila a Ana, mi hija pequeña, en su primer día de clase donde empezó a cursar la ESO, me preocupé al ver el "personal" que asistía, por la variedad de vestimenta cada una de las cuales representaba o se sentían identificados, a las diferentes tribus urbanas en las que estaban adscritos. Parecía aquellas películas americanas de Institutos suburbiales conflictivos, aunque desgraciadamente sin Michelle Pfeiffer. Ana fracasó en sus estudios a pesar de cambiarla de Instituto, porque lo que falla es el sistema no los niños ni los padres, llevar a niños que venían de la filosofía de enseñanza de las escuelas catalanas Rosa Sensat a un instituto público de ESO es un disparate que todavía estamos pagando a día de hoy.
Pero divagaciones pedagógicas aparte, lo que no entiendo es porque con la variedad de vestimentas que hay, se monta yanyp revuelo y la gente hace aspavientos porque alguna niña va a la escuela con el hiyab (*), o es que en épocas no tan antiguas no se han llevado pañuelos en la cabeza, sin ir más lejos las monjas estas los pobres aún llevan, o no hace tantos años la imagen de una mujer de sesenta años era vestida toda de negro y con el pañuelo en la cabeza (Summers hizo una deliciosa crítica en la Niña de luto) y no hace tanto tiempo que para entrar en la iglesia las mujeres tenían que llevar mantilla, o en su defecto un pañuelo en la cabeza, ah! y medias.
Volviendo al inicio, no entiendo el porqué del rechazo de los responsables de algunas escuelas, pués si han confeccionado unas normas de asistencia a clase para todos es normal que las quieran aplicar, pero de ser así, hay que hacerlo con todos tipos de disfraces o representaciones religiosas o paganas de cualquier tipo. Solemos contemplar las costumbres religiosas desde nuestro punto de vista occidental y aunque si es cierto que el Islam radical, lo que está es anclado en la edad media, interviene directamente en los derechos de las mujeres a menudo despreciandolas, pero el Islam es mucho más que estos radicales que por serlo son los que más se ven. el jubilado de lujo Rouco Varela y sus acólitos estarían más cerca de la edad media que del siglo XXI.
Olvidamos a menudo que le debemos mucho a la cultura que nos legó el Islam, y este legado aún perdura en muchas costumbres y maneras de hacer actuales. No se puedes ser tan reduccionista, El islam és más que un pañuelo o unos integristas. Integristas que en gran medida hemos ayudado a fomentar y acceder al poder nosotros mismos, o por decirlo de otra manera el Gobierno de Estados Unidos, con la connivencia de los Estados Europeos. Curiosamente, este integrismo islamista tiene el mismo enemigo que nosotros, sólo que les afecta de diferente manera, la antena parabólica. Tiempo al tiempo.



ANOTACIÓN AL MARGEN - Las mujeres magrebíes, que son mucho más listas que sus homínidos masculinos, han descubierto una nueva aplicación al pañuelo, les permite llevar el móvil pegado a la oreja como si de unos manos libres se tratara. Y también las chicas han encontrado la manera elegante de lucir el pañuelo.

(*) Más preocupante y punible es el mal gusto de las señoras magrebíes que me encuentro por la calle a la hora de vestir y combinar estampados, con rayas, pantalones con zapatillas y gabardina, etc etc, que las hacen acreedoras de figurar en la página web. gustoenelculo.com. Eso si, ellos bien pinchos con vaqueros, zapatillas y camiseta.