Este lunes, 20 de marzo, se celebra el Día internacional de la felicidad, una efeméride que se celebra desde 2013, cuando la ONU instauró la fecha para reconocer el papel que tiene este sentimiento en la vida de las personas.
No se a quien se le ocurrió dentro de los miles de parásitos que vegetan en la ONU lo del día de, y en el caso que nos ocupa, hoy 20 de marzo, celebrar el día internacional de la felicidad.
Parece que el 90% de la humanidad tiene otros problemas básicos en un día como hoy para intentar ser feliz, otros problemas reales, físicos o intelectuales que hacen que la celebración de este día parezca una boutade, y es que posiblemente sea esto, una tontería o un sarcasmo.

Porque la felicidad no es un derecho, como lo puede ser la libertad, la felicidad es un estado de ánimo, un sentimiento agradable de satisfacción, de ausencia de sufrimiento. Punset decía que la felicidad es la ausencia de miedo, y hay demasiado hedonista confundido enmedio que confunde felicidad con placer. Decía Françoise en la Náusea de Sartre, que la felicidad es un instante, un momento donde todo está en su lugar, donde todo está bien. También hay quien dice que la felicidad está en saber saborear el placer de las cosas pequeñas y en no preocuparse innecesariamente por las cosas en general. Y dicen los abuelos que la felicidad radica en conformarte con lo que tienes y en no desear nada que no puedas alcanzar. Freud decía que hay dos maneras de ser feliz en esta vida, una es hacerse el idiota, la otro serlo.
La felicidad puede ser la franca mirada de un niño, o escuchar su risa fresca, o tal vez una caricia, o mirar fijamente a los ojos de la persona amada. La felicidad puede ser pedirse mucho uno mismo y exigir poco a los demás, o un gol en el minuto 93 de un partido de fútbol.
Cioran argumentaba: Quien no haya poseído nunca nada, y a pesar de este hecho, haya tenido lo que necesitaba, habrá estado muy cerca del estado de conciencia que puede llevarle a la felicidad, y creo que este último es el que más se acercaría a lo que podemos entender como felicidad o estado de felicidad, en el bien entendido de un estado temporal, transitorio y fugaz.