El filósofo rumano Émile Michel Cioran, una vez aceptado el hecho inevitable de haber nacido, a pesar de ser totalmente ajeno, quizá debía haber titulado uno de sus libros de filosofía "de la inconveniencia de haber nacido" como "de la inconveniencia de haber vivido "pues el hecho de nacer en sí, no es más que un accidente inevitable una vez se ha producido, en cambio el hecho de haber vivido si que es responsabilidad de uno mismo, desde el primero el último acto y desde el momento que tienes estado de conciencia. Curioso que Cioran, considerado por muchos el apologista del suicidio, acabó su estancia a los 84 años en Paris y en la cama, de muerte natural.

Es cierto que los humanos somos contradictorios, de hecho, Cioran no ha sido ni más ni menos contradictorio que cualquiera de nosotros, simplemente, él, era consciente, y fue capaz de convivir con su contradicción hasta el final . De hecho él que no tenía hijos consideraba que lo primero que se debería hacer con ellos sólo nacer era matarlos para evitarles el sufrimiento posterior y que si uno no es suicida pronto, después ya era tarde y el castigo era precisamente el de vivir. Demasiado extremo su pensamiento, si! pero hay que leer, aparte de su radicalidad en muchos aspectos su pensamiento es muy interesante y lúcido. De hecho hay otras maneras de decir las cosas con la misma eficacia, incluso didáctica sin ser tan radical, Paolo Conte decía que él no había querido tener hijos con su pareja porque no habia querido implicar a nadie en un proyecto que ni él mismo conocía, que es una manera mucho más sencilla de decirlo. Quisiera confesaros algo, el día en que nació mi primera hija, lo primero que se me ocurrió fue, le has dado la vida, pero también la muerte. Seguramente tienen razón cada uno a su manera, tanto Cioran como Paolo Conte, traer hijos al mundo es un acto de irresponsabilidad y en el fondo lo hacemos porque forma parte de nuestra programación genética como especie y por la supervivencia como tal. Aparte de este hecho, no se yo si hacemos algo más positivo. De una especie que ha necesitado inventarse un dios a su imagen y semejanza para creerse algo, se puede esperar todo, y poco bueno.