En plena época en que los eufemismos están cínicamente al alza, no se dicen las cosas por su nombre: el jefe de personal es el responsable de recursos humanos, el transportista es el jefe de logística, de la mentira se dice posverdad, y así podría poner una retahíla de eufemismos. Hay también para los pobres pero en inglés que mola más: María es una 'treinteenager' que comparte su 'minijob' haciendo 'jobsharing' y ganando un buen 'sueldo emocional'. Cuando llega el fin de semana a María le gusta practicar 'nesting' en su Cuqui-mini-casa de 10 metros cuadrados y preparar una buena cena 'frigana' al calor de su brasero de cisco de carbón, invitar a algún amigo, lucir algún bonito vestido de 'wardrobing' y conversar alegremente sobre lo que ha mejorado su vida desde que no se queja. Si no habéis entendido ni papa de lo que acabáis de leer es que no os informais mediante algunos grandes medios y aún no os habéis enterado de que ser pobre es super cool.
Pero no es necesario pasar ansia por estas cosas. Esto que acabo de escribir, efectivamente, se parece muchísimo a lo que ha escrito ya otro señor. No me extrañaría nada que el parecido fuera casi literal. Pero, lo repito, no por ello ha de ver comprometida su originalidad. Aquella semejanza es, siempre, pura coincidencia. Y nótese bien: dos personas sólo pueden coincidir en algún lugar - o en alguna idea - cuando vienen de lugares distintos. La originalidad radica, en definitiva, en la procedencia. De todas formas, también el plagiario hace su papel. Naturalmente, si tiene acierto en elegir lo que plagia, como servidor en este caso a Joan Fuster.