«Hubo operación Cataluña», concluyó la comisión de investigación del Congreso. Y nada más. Como si fuera poco reconocer que el Gobierno del PP creó una policía política que utilizó para combatir a sus adversarios políticos. Y no hubiera que, además, identificar los que favorecieron aquellas prácticas ni pedir medidas drásticas contra ellos.
Una vez más se refuerza la sensación de que Mariano Rajoy y los suyos disfrutan de algo muy parecido a la impunidad. Porque una barbaridad atentatoria contra los principios sustanciales de un Estado de derecho se va a quedar en nada. Como si nunca se hubiera producido. Como si los medios de comunicación se hubieran inventado la conversación en la que el anterior ministro del Interior y el jefe de la Oficina Antifraude de Cataluña inventa claramente la manera de implicar dirigentes de CiU y de ERC en graves delitos.

De cloacas hay en todos los Estados, la diferencia es que si los pillan deben pagar más que por lo que han hecho, por haberse dejado atrapar, véase el caso Watergate. Hace años, en el Parlamento Británico interpelaron a Margaret Thatcher pidiéndole explicaciones sobre una acción violenta de los Servicios Secretos de su Majestad, con el resultado de dos muertos militantes del IRA, que estos servicios secretos presuntamente habían hecho en Gibraltar. La respuesta de Margaret Thatcher fue concluyente: el Gobierno de Su Majestad Británica no tiene servicios secretos y si los tiene no lo sabe, pues son secretos ...

Y ahí se acabó la interpelación parlamentaria. Esto tan obvio deberían saberlo los parlamentarios españoles, el Gobierno bastante lo sabe y su obligación es negar que tiene cloacas y por tanto la operación Cataluña. En Madrid, lo encuentran incluso normal aunque se haya espiado e inculpado falsamente Trias o Más, es el enemigo que se quiere separar de España, y contra este enemigo todo vale, y eso no es ni bueno ni malo, es así, aquí y en cualquier otro Estado presuntamente democrático.