La gravedad de los hechos del reciente 1 de octubre y la incertidumbre de los acontecimientos de los próximos días, no impide en mi opinión, constatar una doble evidencia. Ni el gobierno del PP ha ganado por diez a cero, en las infortunadas palabras de la vicepresidenta, ni la república catalana nacerá de la nada el 9 de octubre. No se trata ahora de repetir y sopesar los argumentos de sobra esgrimidos por ambas partes. El actual impasse podría resumirse así: El independentismo catalán ha llegado al día escogido, con una hábil estrategia política, mezcla de un ardoroso grito de "a las urnas ciudadanos", acompañada de recursos jurídicos ante unas autoridades judiciales que no reconoce. Pero si bien no ha conseguido culminar un referéndum vinculante, si ha conseguido un resultado político nada despreciable en votar 3 millones de personas con una mayoría de SI de un 90%. Repito el valor es político, no numérico. Pero es un gran valor. En cambio, el gobierno del PP ha utilizado dura y abusivamente la legalidad vigente, para esconder una clamorosa incompetencia política. Ha asfixiado financieramente la Generalitat, ha detenido arbitraria y violentamente altos cargos de la misma, ha reprimido con una brutalidad impropia del momento a pacíficos ciudadanos que sólo pretendían votar, quedando en evidencia ante todo el mundo democrático, para vergüenza de los españoles.
Y estos violentos, verbal y físicamente, tienen la caradura de tratar al Gobierno de la Generalidad de Terroristas y golpistas, quizás se habrán mirado al espejo, claro que viniendo de una banda criminal con más de 800 imputados por corrupción que se puede esperar. Ya se pueden ir manifestando vestidos de blanco que esta banda de Madrid no piensa ni de coña en negociar ni en dialogar, sólo la DUI les obligará a hacerlo, o tal vez ni eso, al punto al que hemos llegado. Puigdemont sólo tiene esta salida un poco digna, el resto sería una capitulación con todas las de la ley, aunque sea esta ley injusta, corrupta y connivente. Hemos llegado a un punto que la situación es ya más que un conflicto político, y no se puede vacilar, el enemigo nos quiere liquidar a todos, y eso no se lo podemos permitir.
Y estos violentos, verbal y físicamente, tienen la caradura de tratar al Gobierno de la Generalidad de Terroristas y golpistas, quizás se habrán mirado al espejo, claro que viniendo de una banda criminal con más de 800 imputados por corrupción que se puede esperar. Ya se pueden ir manifestando vestidos de blanco que esta banda de Madrid no piensa ni de coña en negociar ni en dialogar, sólo la DUI les obligará a hacerlo, o tal vez ni eso, al punto al que hemos llegado. Puigdemont sólo tiene esta salida un poco digna, el resto sería una capitulación con todas las de la ley, aunque sea esta ley injusta, corrupta y connivente. Hemos llegado a un punto que la situación es ya más que un conflicto político, y no se puede vacilar, el enemigo nos quiere liquidar a todos, y eso no se lo podemos permitir.
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