Los condenados a muerte pueden decidir 
libremente si quieren que les sirvan las alubias 
dulces o cocidas en su ultima comida...

... Porque su suerte ya esta echada. 

Tambien nosotros podemos decidir libremente si queremos que nos sirvan nuestro hoy como explosion de una bomba o como carrera de bobsleigh. Por que ya se ha dispuesto de nosotros, los que tomamos esta libre resolucion, porque ya se ha decidido sobre nuestra libre eleccion. En efecto, ya esta decidido que nosotros hemos de tomar la resolucion como consumidores de radio o television: es decir, como seres, que estamos condenados a contentarnos con fantasmas del mundo en vez de experimentar el mundo y que ya apenas desea mos otra cosa, incluidas otras formas de libertad de eleccion, o quizas ya no podemos imaginarlas. 
Cuando expuse esta idea en un congreso de cultura, se me objeto que, al final, uno tiene la libertad de apagar su aparato, incluso de no comprar ninguno y de dedicarse al mundo "real" y solo a este. Cosa que cuestione. Y precisamente porque se ha dispuesto de los que, a la manera de huelguistas, se abstienen no menos que de los consumidores: que tomemos parte o no, nosotros participantes, porque se nos hace coparticipes. Hagamos o dejemos de hacer, vivimos ya en una humanidad, para la que ya no vale el "mundo" y la experienca del mundo, sino solo el fantasma del mundo y el consumo de fantasmas: sobre eso nuestra "huelga privada", nuestra abstencion no cambia nada: esta humanidad es ya el mundo que nos rodea, con el que tenemos que contar y no es posible hacer huelga contra el. Pero tambien el llamado "mundo real", el de los acontecimientos, ha cambiado asimismo mediante el hecho de su conversion en fantasma, pues esta tan profundamente organizado que transcurre de manera optimamente fantasmal. Y eso, para que no haya dudas, es decir, que se ha aceptado en su versión. Günther Anders - La obsolescencia del hombre.

No basta con transformar el mundo. Eso lo hacemos sin más, y eso sucede ampliamente incluso sin nuestro concurso. También tenemos que interpretar esa transformación, y precisamente para transformarlo. Para que el mundo no siga cambiando sin nosotros. Y no se transforme al final en un mundo sin nosotros, afirma Anders, pero esta afirmación no deja de ser una bien intencionada teorización de la utopía. Desgraciadamente no podemos transformar no ya el mundo, sino nuestro entorno más cercano, y el mundo como la naturaleza va haciendo y cambiado constantemente ajeno a nosotros que nos hemos de limitar a contemplarlo con impotencia y cara de pasmarote. Suele suceder que la vida, es todo aquello que no hemos hecho.