Lo más importante para un partido conservador como el PP: mayoritariamente son electores estáticos, adictos al 'statu quo' y alérgicos a los cambios - carles castro. - la vanguardia.com
Felipe González estuvo a punto de conseguir la victoria en las últimas elecciones a las que concurrió, en 1996, porque ganó por un amplísimo margen entre los mayores de 65 años. Tres años antes, en 1993 y en el momento cumbre del debate con el candidato del PP -ante más de doce millones de espectadores-, el líder socialista remató a un desconcertado Aznar acusándole de prometer pensiones más altas y al mismo tiempo bajar los impuestos y meter menos dinero a la "caja" de la que salían los fondos para pagarlas. El efecto fue demoledor y Aznar perdió unas elecciones que tenía casi ganadas. ¿La razón? El Gobierno que pagaba las pensiones era el del PSOE.
Pero cuando en la primera legislatura de Aznar los pensionistas comprobaron que seguían cobrando su pensión, tuvieron claro que el Gobierno que las pagaba era el del PP. Y por eso en los siguientes comicios, en 2000, los populares reunieron alrededor de un millón de votos más que el PSOE entre los jubilados. Incluso en las convulsas elecciones de 2004, que dieron la victoria a los socialistas, el PP obtuvo alrededor de medio millón de votos más que el PSOE entre los mayores de 65 años. La situación volvió a invertirse en el 2008, pero a partir del 2011 el PP se convirtió en el partido predilecto de los jubilados. El último sondeo del CIS asigna a los populares el voto del 29% de los mayores de 65 años, diez puntos más que el PSOE, 20 más que en Ciudadanos, y 26 más que a Podemos.
El problema de estas cifras es que un 44% de los votantes populares tienen más de 65 años a pesar de que este grupo de edad supone sólo el 19% de la población (y el 24% del electorado). La ventaja es que son electores muy participativos y leales, y la esperanza de vida asegura a muchos de ellos dos décadas de citas con las urnas. Y lo más importante para un partido conservador como el PP: mayoritariamente son electores estáticos, adictos al statu quo y alérgicos a los cambios, la incertidumbre o el desorden. Al menos, mientras la pensión les dé para sobrevivir.
Pero los pensionistas empiezan a manifestar su descontento ante su pérdida de poder adquisitivo, este año las pensiones han subido un exiguo 0,25% y los jubilados han comenzado a manifestarse, lo cual quiere decir que el PP podría quedarse sin la tercera P en las siguientes elecciones, al perder parte del voto rural que lo mantiene de estos jubilados, que no creo en el PSOE, pero si se podían decantar, mal que me pese, por Ciudadanos, son jóvenes, guapos, y cínicamente preparados, pero esto último me temo que los jubilados no lo saben o no lo quieren ver, pero lo que tienen claro es que su voto no irá al Pp. Y cuidado con las próximas municipales...
Felipe González estuvo a punto de conseguir la victoria en las últimas elecciones a las que concurrió, en 1996, porque ganó por un amplísimo margen entre los mayores de 65 años. Tres años antes, en 1993 y en el momento cumbre del debate con el candidato del PP -ante más de doce millones de espectadores-, el líder socialista remató a un desconcertado Aznar acusándole de prometer pensiones más altas y al mismo tiempo bajar los impuestos y meter menos dinero a la "caja" de la que salían los fondos para pagarlas. El efecto fue demoledor y Aznar perdió unas elecciones que tenía casi ganadas. ¿La razón? El Gobierno que pagaba las pensiones era el del PSOE.
Pero cuando en la primera legislatura de Aznar los pensionistas comprobaron que seguían cobrando su pensión, tuvieron claro que el Gobierno que las pagaba era el del PP. Y por eso en los siguientes comicios, en 2000, los populares reunieron alrededor de un millón de votos más que el PSOE entre los jubilados. Incluso en las convulsas elecciones de 2004, que dieron la victoria a los socialistas, el PP obtuvo alrededor de medio millón de votos más que el PSOE entre los mayores de 65 años. La situación volvió a invertirse en el 2008, pero a partir del 2011 el PP se convirtió en el partido predilecto de los jubilados. El último sondeo del CIS asigna a los populares el voto del 29% de los mayores de 65 años, diez puntos más que el PSOE, 20 más que en Ciudadanos, y 26 más que a Podemos.
El problema de estas cifras es que un 44% de los votantes populares tienen más de 65 años a pesar de que este grupo de edad supone sólo el 19% de la población (y el 24% del electorado). La ventaja es que son electores muy participativos y leales, y la esperanza de vida asegura a muchos de ellos dos décadas de citas con las urnas. Y lo más importante para un partido conservador como el PP: mayoritariamente son electores estáticos, adictos al statu quo y alérgicos a los cambios, la incertidumbre o el desorden. Al menos, mientras la pensión les dé para sobrevivir.
Pero los pensionistas empiezan a manifestar su descontento ante su pérdida de poder adquisitivo, este año las pensiones han subido un exiguo 0,25% y los jubilados han comenzado a manifestarse, lo cual quiere decir que el PP podría quedarse sin la tercera P en las siguientes elecciones, al perder parte del voto rural que lo mantiene de estos jubilados, que no creo en el PSOE, pero si se podían decantar, mal que me pese, por Ciudadanos, son jóvenes, guapos, y cínicamente preparados, pero esto último me temo que los jubilados no lo saben o no lo quieren ver, pero lo que tienen claro es que su voto no irá al Pp. Y cuidado con las próximas municipales...
0 Comentarios