Existe un placer innegable en saber que lo que se hace no posee ninguna base real, que da lo mismo realizar un acto que no realizarlo. Sin embargo, en nuestros gestos cotidianos contemporizamos con la vacuidad, es decir, alternativamente y a veces al mismo tiempo, consideramos este mundo como real e irreal. Mezclamos verdades puras con verdades sórdidas, y esa amalgama, vergüenza del pensador, es la revancha del ser normal. Emil Michel Cioran.