EL HUNDIMIENTO


En algún momento entre las cuatro y las cinco de la tarde de ayer, la era de Rajoy comenzó a difuminarse lenta pero inexorablemente en el hemiciclo. Antes de que Aitor Esteban anunciara el apoyo del PNV a la moción de censura, cayó la realidad sobre el grupo parlamentario del PP y el banco azul como una niebla densa que anunciaba lo peor. Esperaban una ayuda que no podía llegar porque el ilusionismo político con el que Mariano Rajoy ha sobrevivido a tantas situaciones imposibles en su carrera se había quedado ya sin nada en lo que sostenerse.
No habría más ayudas desde lugares insospechados. Los partidos de la oposición que con sus peleas concedieron una prórroga inesperada al PP en diciembre de 2015 no iban a repetir la extraña jugada esta vez.
Su líder estaba desaparecido, lo que tenía un punto de humillante para los diputados del PP que le aplauden a rabiar como si fuera una estrella del rock. Rajoy no volvió de comer, sin que estuviera muy claro entonces si se había quedado en La Moncloa o estaba en un restaurante con sus asesores en una de esas sobremesas interminables de café, copa y puro, y otra copa porque a estas alturas qué más da. Por la noche, se supo que  había pasado ocho horas en un restaurante de donde salió contento y sonriente. O eso parecía. 
El escaño del presidente permaneció vacío hasta que Sáenz de Santamaría puso en él su bolso. Al menos que sirviera para algo.

Esta mañana, con la duda de si habría un Tamayazo de última hora parecía que todo el pescado estaba vendido, pero hasta que el marcador no ha mostrado los 180 votos a favor, creo que es cuando todos hemos respirado hondo. En estos momentos todos los analistas políticos, i tertulianos en general deben estar presentando su dimisión, incluidos los periodistas de deportes que siguen al Real Madrid.

Si hace una semana, una semana!  alguien de este ámbito pronosticara o pronosticase que mañana habría Govern de la Generalitat, Pedro Sánchez Presidente del Gobierno español y que Zidane habria presentado su renuncia a entrenar al real Madrid, le habrían dicho de todo menos bonico, La consecuencia de todo este asunto, és que de la misma manera que las encuestas ya no tienen desde hace un tiempo ninguna credibilidad, los politólogos, opinadores, i marianólogos tampoco tienen ninguna.

Dicen los opinadores mencionados que el sustituto de Mariano Rajoy, será a medio plazo Alberto Núnez Feijoo; ¡virgen!, ¡el de las vacas! no podría Rajoy escoger un sucesor más inepto, de aquellos de 'inútil presentarse sin referencias' como en el chiste, de hecho Feijoo ya lo es un chiste en sí; si se confirma el Pp tardará siglos en volver a Gobernar.

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