Hemos pasado todos estos días a pesar del Mundial y el entorno político, pendientes del grupo de chicos tailandeses atrapados en una cueva. ¿Por qué será que su historia ha captado la atención mediática del mundo entero?, ¿ Porque era una situación límite?, o quizás porque se trataba de unos niños como los nuestros, de los que se van de colonias y esperamos que vuelvan sanos y salvos. Quizás nos atrajo el hecho de que desde el primer momento nos alertaron de que podían tardar meses en salir del lugar en el que habían quedado atrapados. El caso es que hemos seguido la situación de aquellos menores como si fueran nuestros propios hijos y hemos respirado aliviados cuando los rescataron.
El por qué el foco mediático se centra en unos hechos concretos, es difícil de explicar, no estamos en una época sin otros tipos de noticias, al contrario, estamos saturados entre el mundial y la política. Lo que pasa es que esta es un tipo de noticia golosa, que reúne todos los requisitos de la épica, y mientras nos absorbe, vamos perdiendo el interés por los otros temas que siguen sin resolverse pero que ya no son novedad, o lo han estado en algún momento y ahora ya no toca que lo sean. Por ejemplo, los menores inmigrantes que dormían hasta ahora en la fiscalía por qué las autoridades competentes han actuado con lentitud a la hora de adjudicarles un lugar donde estar como se haría con cualquier otro menor desamparado.
Es cierto que en este caso la situación no era de vida o muerte, pero imagínense ustedes que sus hijos de 15 o 16 años pasan las noches en el suelo de unos juzgados sin un triste cartón sobre el que tumbarse, aúnque esta noticia no tenga tanto interés informativo por su reiteración.
Parece que hay un tipo de noticias que nos impactan más que otras, como el caso de Aylan, que nos estremeció la conciencia a todos en su momento, pero en cambio no ocurre lo mismo con los numerosos cuerpos de bebés y niños que hemos visto en las fotografías, unos cuerpos escupidos por la mar muerta. Hemos seguido en algún momento lo que pasaba a Siria pero no hemos dedicado un triste pensamiento a la terrible catástrofe de Yemen donde el sitio impuesto por Arabia Saudí hace que los hospitales se llenen de madres velando unos niños que se mueren de hambre.
En el fondo se trata de eso, de distraernos informando de lo que conviene en un momento determinado, para luego desviar nuestra atención hacia otros temas, y el caso de los niños tailandeses atrapados en la cueva era el guión perfecto de la película que nos venden día a día.