KAROSHI


En Japón, tienen una palabra, 'karoshi', que significa «muerte por exceso de trabajo». Una de las víctimas más famosas de la karoshi fue Kamei Shuji, un agente de bolsa superdotado que, durante la prosperidad del mercado de valores, a finales de los años ochenta, trabajaba noventa horas a la semana. La empresa para la que trabajaba pregonaba su hazaña sobrehumana en boletines y opúsculos de adiestramiento, lo convertían en el modelo de oro al que todos los empleados debían aspirar. Sus superiores, haciendo una excepción en el protocolo japonés, le pidieron que enseñara a sus colegas de más categoría el arte de la venta, lo cual aumentó todavía más la tensión que soportaban sus hombros trajeados. En 1989, cuando estalló en Japón la burbuja económica, Shuji aumentó el ritmo de trabajo, tratando de promover la actividad del mercado. Murió de repente, en 1990, de un ataque cardíaco. Tenía veintiséis años. 
Aunque algunos presentaron el caso de Shuji como un ejemplo que debe inspirar precaución, lo cierto es que la cultura del trabajo, cuya mejor definición podría ser «mientras el cuerpo aguante», está muy arraigada en Japón. Según un informe del Gobierno, en 2001 se llegó a una cifra récord de víctimas de la karoshi: 143. Los críticos creen que la cifra de muertes anuales debidas directamente al exceso de trabajo es de varios millares. Sin embargo, mucho antes de que se produzca la karoshi, la extenuación del personal es mala para la rentabilidad de la empresa. El National Safety Council de Estados Unidos calcula que el estrés laboral es la causa de que, a diario, un millón de estadounidenses no acudan al trabajo, lo cual tiene un coste para la economía de 150.000 millones de dólares al año. 
En 2003, el estrés sustituyó al dolor de espalda como la principal causa del absentismo laboral en Gran Bretaña. El exceso de trabajo también es un riesgo para la salud en otros aspectos. Deja menos tiempo y energía para el ejercicio y nos hace más proclives a tomar demasiado alcohol o alimentarnos de una manera cómoda, pero inadecuada. No es ninguna coincidencia que las naciones más rápidas sean también a menudo las que cuentan con un mayor número de obesos entre su población. En la actualidad, hasta un tercio de los estadounidenses y una quinta parte de los británicos padecen obesidad patológica. Incluso en Japón está dándose el problema del exceso de peso. En 2002, un estudio sobre nutrición en el país descubrió que un tercio de los varones japoneses, de más de treinta años, tenía exceso de peso.

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