8,6 millones de personas viven en el estado español en exclusión social pero, como no lo filtra Villarejo, no será noticia durante mucho tiempo. Debería ser objeto de la gran política pero no es, ni de lejos, tan interesante como que la ministra de justicia, Dolores Delgado, haya llamado maricón, hace ocho años, al actual ministro del interior, Grande-Marlaska. El visor de la escopeta está tan desviado que aluden a su orientación sexual y obvian que no investigó las denuncias de torturas por parte de detenidos que estaban bajo su custodia. Motivo suficiente no ya para dimitir sino para no haber sido jamás ministro. Otro de los que han salido a la palestra, Garzón, fue el que inventó aquello del entorno de ETA por el que se criminalizó, entre otros, al periódico Egunkaria y que, probablemente, tampoco se esforzó demasiado en investigar las denuncias de torturas. A pesar de todo se juntó con Llamazares para regenerar la política española con la plataforma política Actúa. En el estado español las cosas funcionan de esta manera. Regeneramos con lo que tenemos. Y lo que tenemos, si rascas un poco, sale muy sucio.
Pablo Casado viene a revitalizar a un Partido Popular muy corrupto y su referente es Aznar, que mintió sobre la autoría de los atentados del 11M y sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Iraq, con las consecuencias dramáticas para el país asiático, que todos conocemos o deberíamos conocer. Si hablamos de la constitución, y su cuarentavo aniversario, se junta al mencionado Aznar, con sus logros, y a Felipe González, con los propios. La guerra sucia y esas cosas [en este punto algún pesoista debería sacar la lista de todas las cosas buenas que hizo González]. Los viejos dinosaurios explican a los que critican la constitución que lo pueden hacer -criticar- porque se lo permite el sistema [democracia monárquica-parlamentaria] y que hagan el esfuerzo de hacerla entera y así, de paso, se la leen. Es que se critica por criticar y encima sin leerla. Y mientras la exclusión social ha aumentado un 40% desde el año 2007.
El exministro del interior francés, Manuel Valls, viene a regenerar la política municipal barcelonesa, de la mano de Ciudadanos, que también están regenerando la política catalana y española. Valls fue ese político que asoció a los gitanos con la mendicidad y la delincuencia y proponía, de forma poco creativa si nos atenemos a la historia del pueblo gitano [sí, ya sé que no se ha estudiado en la escuela], que la única solución era su expulsión de Francia. Con estas credenciales solo puede venir de la mano de Albert Rivera. De forma paralela han hecho ese viaje, tan transitado, entre esa izquierda, o lo que sea, y la derecha extrema, o de centro o como quieran llamarlo, aunque la trayectoria de Rivera ha sido más errática. Exvotante del Partido Popular, CIU y PSOE, socio del partido de extrema derecha Libertas, vuelta a me defino como progresista, socialdemócrata liberal, ni de izquierdas ni de derechas, de centro izquierda a centro derecha o extrema derecha o como se diga. Una confusión ideológica muy productiva. Pero lo que esta meridianamente claro son los 1,5 millones de hogares que no disponen de apoyo ni de ayudas públicas.
Si buscas, encuentras. Y en eso están gran parte de los políticos españoles. En busca de un máster que no existe, una tesis plagiada, una mano metida en bolsillos ajenos, una comida con comensales poco recomendables, unas conversaciones de maldita la hora que abrí la boca y unas compañías de las de cruzarse a la otra acera. El poder consiste en mantenerlo, quien lo tiene, y en conquistarlo, quien lo desea. Los caminos para conseguirlo son muy variados. Hay algunos que tienen que ver con la democracia, la honestidad y esas cosas. Otros son sucios. En el estado español se elige el que está más transitado. El más sucio, si es posible. La regeneración liderada por los degenerados. Así, no puede extrañar que la existencia de 600.000 personas en situación de inseguridad alimentaria severa pueda pasar desapercibida. Es que estamos en otras cosas. Al fin y al cabo tenemos un ordenador, un móvil de la leche o casi, una casa, un trabajo, aunque sea precario, y cuando llegamos a casa no queremos que nos frían con noticias tristes que señalan la profunda desigualdad del sistema, ese que dice Aznar que nos deja criticar, en el que vivimos.
La regeneración de los degenerados
El Kaleidoskopio de Gabalaui KdG
Publicado por Loam en Arrezafe
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