Michael Moore ganó un Oscar al mejor documental (Bowling for Columbine) hace quince años y aprovechó la plataforma de Hollywood para denunciar al presidente George W. Bush por llevar a su país a una guerra ficticia, como fue la invasión de Irak. La revista Time situó a un activista como él entre las cien personas más influyentes del planeta. El cineasta regresa con un nuevo documental, esta vez dedicado a Donald Trump, titulado Fahrenheit 11/9. Moore le conoce bien, pues participó en un cara a cara con él en el talk show de Roseanne Barr en 1998 y anunció que el empresario inmobiliario ganaría a Hillary Clinton un año antes, cuando publicó una carta donde daba cinco razones por las que creía que sería presidente “este ignorante, peligroso, miserable y payaso a tiempo parcial y sociópata a tiempo completo”. En unas declaraciones que Moore ha hecho a El País, ha dicho que no aspira con su documental a cambiar la opinión de los trumpistas, pero sí movilizar a 77.000 de los cien millones que no votaron, lo que permitiría derrotarle en el futuro. Lo verdaderamente interesante es que el cineasta considera que Trump ganó porque los medios le siguieron el juego y porque el Partido Demócrata no puso remedio a situaciones que empobrecían culturalmente al país, como el empeoramiento de las escuelas, el cierre de bibliotecas, la venta de medios a grandes corporaciones para silenciarlos. Y proclama: “Si vuelves a la gente estúpida, votarán a un estúpido”. Moore no desprecia en absoluto a Trump y pide que la gente se lo tome en serio y asuma “su maldad”.
El activista seguramente incide poco en el papel de las redes sociales para manipular a la opinión pública. Y le falta concluir que necesitamos una tercera revolución humanista y una ética universal, al tiempo que una defensa de la privacidad y del control de nuestros datos, si no queremos perder definitivamente el rumbo de la historia. - lavanguardia.com