Después de ver las imágenes del candidato del PP en Andalucía pidiéndole el voto a una vaca, uno llega a pensar que el Pp tiene algún problema con las vacas, quizás es que son ellos más del toro. Deambulaba Juanma Moreno en algún acto por la provincia de Córdoba, cuando de pronto se arrimó a una vaca y le dijo: "¿Tú vas a votar al PP o no?". Y añadió: "Di que sí, hombre!". 
Y claro, de entrada es evidente que tienen un problema con el tema sexo de las vacas, pues a una vaca no se le dice hombre, si acaso mujer o señora vaca, ya tuvo en su dia el intelectual gallego Nuñez Feijóo un problema con las vacas, protagonizando uno de los momentos singulares en una anterior campaña en Galicia. El candidato, que durante la primera parte de la carrera electoral no se cansó de recordar sus orígenes rurales, y que se presentaba como quien mejor puede defender los intereses de la Galicia interior, visitó una explotación ganadera. Mientras paseaba con el granjero, le preguntó por que todas las vacas tenían nombre de mujer. La respuesta del granjero fue la más evidente: "Porque son todas vacas". La anécdota la utilizaron Touriño y Zapatero en el mitin que ofrecieron juntos en Vigo, en el que instaron al candidato del PP a "volver a la escuela" para aprender a diferenciar "entre vacas y toros".
Hace varias elecciones, la vicesecretaria Andrea Levy decidió hablar a los votantes rodeada de vacas y su mensaje se perdió ahogado entre mugidos. Lo mismo hizo Mariano Rajoy en una granja. El expresidente se acercó al micrófono y dijo: "Buenos días". Y la respuesta a su saludo nos llegó con nitidez: "Múuuuuuuuu". Entiendo que quieran trasladar que tienen propuestas para el sector ganadero, al fin y al cabo consideran a sus votantes en cierto modo ganado, como cuando el resto de candidatos se rieron de Rajoy por irse al campo y reconocer que las alcachofas le emocionaban profundamente. Pero, de ahí a acercarte a una vaca a pedirle el voto cuando todas las encuestas te dan como perdedor, hay un abismo; parece que a Juanma Moreno mas que la fuerza le acompaña la estulticia.