Pues ya lo tenemos. El Ayuntamiento de Totalán quiere crear un recinto museístico en la montaña donde el niño Julen se cayó dentro de un pozo y perdió la vida. En parte sigue, pues, los pasos de lo que hicieron en Tailandia, en Tham Luang, después de que el verano pasado doce niños de un equipo de fútbol y su entrenador pasaran más de dos semanas en una cueva inundada de agua. En agosto hicieron una ceremonia supongo que budista y acto seguido empezaron las obras para construir un museo que conmemore los hechos. En aquel rescate murió un submarinista, pero eso no ha supuesto ningún problema para tirar adelante el proyecto. Un artista tailandés, que ha contribuido generosamente a la iniciativa y que responde al nombre de Chalermchai Kositpipat, declaró entonces a la prensa: “Este lugar será muy beneficioso para nuestro país, ya que servirá para recordar a la cooperación multinacional y al héroe que sacrificó su vida. Lo visitarán turistas del mundo entero”.
Más claro, el agua. En Totalán el Ayuntamiento transformará en espacio museístico la zona cero del rescate de Julen, donde durante dos semanas trabajaron trescientas personas hasta localizarlo. Pero el caso no es exactamente igual al tailandés, porque, en Totalán, en los años noventa un grupo de escolares encontraron por casualidad un enterramiento muy cerca del pozo maldito, con restos humanos del cuarto y tercer milenio antes de Cristo. Poca broma: recipientes cerámicos y muchos restos de esqueletos humanos. El Ayuntamiento tenía sobre la mesa un proyecto para mejorar el acceso al lugar –el Cerro de la Corona, donde hay un dolmen–, para así incrementar las visitas turísticas. Las obras tenían que empezar el mes pasado, pero lógicamente tuvieron que aplazarlas porque la búsqueda de Julen aconsejaba que no hubiera más tráfico en aquel lugar. Pero una vez acabada y conocidos los resultados, el Ayuntamiento dice que el dolmen del Cerro de la Corona queda en segundo plano, y que ahora se plantean convertir la zona del pozo en un recinto que se pueda visitar. La prensa malagueña explica que sería una especie de homenaje al niño y –en palabras del alcalde– “a los centenares de voluntarios que en aquellas dos semanas dieron la mejor lección de solidaridad posible”.
Inmediatamente ha habido un alud de ideas de los vecinos, para mejorar el resultado. Proponen que se erija un monumento a la Brigada Central de Salvamento Minero y al resto de organizaciones que ayudaron a localizar al niño. Otros proponen construir un parque infantil para que los niños –los hijos de los turistas que visitarán el recinto museístico, supongo– puedan jugar. No cuesta mucho intuir que en cuanto empiecen las obras, las televisiones –con la siempre refulgente Ana Rosa Quintana al frente– desplazarán cámaras y enviados especiales para ­retransmitírnoslas día a día, con todo lujo de detalles.








Un museo en Totalán
QUIM MONZÓ