El próximo día 8 de marzo está dedicado al día internacional de la Mujer. No es ni representa ninguna celebración; bien al contrario, es un día para recordar la discriminación histórica de la mujer, afirmando una voluntad firme y decidida de ponerle fin. Ha sido una discriminación que ha tenido mucho de humillación y de negación de los derechos más fundamentales que a las mujeres correspondían simplemente como reconocimiento de su condición personal. Durante siglos, una sociedad machista ha negado a las mujeres esta condición y las ha tratado muy a menudo como mercancías o en otros casos como incapaces de asumir el papel que les correspondía en la vida colectiva.
No se trata, en esta reflexión, de inventariar los agravios sufridos por las mujeres, el maltrato que han recibido, el menosprecio con que han sido consideradas. Ahora, en todo caso, es el momento de asumir colectivamente la responsabilidad de esta situación. En este problema, ninguna institución, ningún país, ninguna ideología puede sustraerse de su responsabilidad. Ciertamente, se están tomando medidas que pretenden mitigar el alcance de la discriminación, pero todos sabemos que son insuficientes; muy a menudo aún empapadas de condescendencia pretenciosa y, últimamente, con posicionamientos que vuelven a cuestionar la raíz del problema.
Sería bueno un acto solemne de reconocimiento de esta responsabilidad. Que un Estado, en nombre de todos sus ciudadanos, pida perdón por lo que ha hecho posible esta discriminación y su pervivencia durante tantos y tantos siglos. Vimos cómo en otras cuestiones no hay inconveniente en hacer este tipo de gestos, quizás más solemnes que eficaces. Pero gestos que dan sentido al compromiso de futuro para luchar contra esta grave discriminación que tanto empobrece a nuestra sociedad. La diversidad, su reconocimiento, su protección –cuando hace falta–, nos hace más libres. La igualdad ya no es predicable sin el reconocimiento de la diversidad.
Ya desde ayer lunes andan los periódicos hablando del tema, denunciando discriminaciones, etc, hasta Ciudadanos ha tocado el tema, y el dia 8 será un alud de colaboraciones de mujeres en periódicos, tertulias de radio o tele, etc, y luego vendrá el dia 9 y todo volverá más o menos a lo de siempre, aunque cierto es reconocer que poco a poco se va avanzando, pero con una lentitud exasperante.
Como dice Miquel Roca, saludemos con satisfacción este día internacional de la Mujer y fijémonos como objetivo asumir la responsabilidad que históricamente nos corresponde a todos ante esta discriminación. ¿Y si pidiéramos perdón?
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