LA TELEVISIÓN HA MUERTO


En el año 2000, Javier Pérez Silva ya lo anunciaba en su libro “La televisión ha muerto”. Y no se refería al aparato en sí, sino a la forma de hacer y ver la televisión. Y explicaba la transformación de los medios audiovisuales a partir de la digitalización y el fin de la tecnología analógica.
Con todo este tiempo se ha confirmado lo de que el espectador decide qué quiere ver y cuándo. Y se ha comprobado que lo puede hacer desde cualquier dispositivo conectado a internet. Las plataformas de contenidos en streaming no paran de crecer. Netflix, HBO, Filmin, Amazon Video, Sky, Disney, Apple.
En EEUU hace tiempo que se tiene la idea de que la televisión gratuita es mala y que los contenidos de calidad tienen un precio. En España, una de cada tres hogares con acceso a internet ya utiliza plataformas digitales de pago por ver contenidos audiovisuales online (según el último estudio realizado el último mes de noviembre por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Pérez Silva nos recuerda que en 1990 el número de usuarios de Internet no superaba los 100.000. En enero de 1992 alcanzó los cuatro millones y en la actualidad ronda los 180 millones. Según estas pautas de crecimiento, se prevé que en el 2005 más de 900 millones de personas -una cifra similar al conjunto de la población de Europa y Estados Unidos- estarán conectadas a la red. Asistimos a un tercera revolución, comparable a la del descubrimiento de la imprenta en el siglo XVI o a la revolución industrial del XIX. La revolución industrial incrementó enormemente las capacidades productivas del hombre, de modo que fuera posible producir más en menos tiempo y con menos esfuerzo; la revolución digital no sólo amplía la capacidad productiva, sino también la propia potencialidad de la mente humana, porque aumenta el conocimiento y la comunicación: los ordenadores incrementan la capacidad operativa del hombre y las telecomunicaciones su poder de difusión. 
Otro de los efectos de estas plataformas de pago es que la piratería se va quedando atrás. Por otra parte, la gran apuesta de estas empresas es la producción de contenido propio. El Mitch Lowe, cofundador de Netflix lo confirma: "el contenido local funciona. No hay duda de que la mayoría de usuarios siendo más cercanas las historias creadas en su país".  WEEKSBD.

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