Ha movilizado masas, ha encendido esperanzas y provocado tirrias y animadversión. Ha ocupado un lugar destacado en los carteles electorales del país que ha gobernado España durante más tiempo que nadie en democracia, y acaba de ganar unas elecciones. Y eso que el candidato Sánchez hace nada estaba muerto, pero como no le enterraron, resucitó. Lo importante es la rosa.
Sánchez, Iglesias y Junqueras tienen algo en común: han soportado las respectivas presiones ambientales, muy extremistas; y han defendido la contención y el pactismo. No es el momento de especular sobre los pactos. Es más importante digerir bien la moraleja que proponen los resultados. Los votantes han dado un mensaje claro: no avalan la escalada de tensión, huyen de los tonos airados, no quieren más electricidad política, han votado moderación.
Sánchez, Iglesias y Junqueras tienen algo en común: han soportado las respectivas presiones ambientales, muy extremistas; y han defendido la contención y el pactismo. No es el momento de especular sobre los pactos. Es más importante digerir bien la moraleja que proponen los resultados. Los votantes han dado un mensaje claro: no avalan la escalada de tensión, huyen de los tonos airados, no quieren más electricidad política, han votado moderación.
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