Según el Herald Tribune, Carter declaró que las instalaciones nucleares podrian caer en “manos equivocadas”, en las de los “criminales”. ¡Qué ingenuidad! ¡Como si hubiera “manos justas”, propietarios no criminales de lo monstruoso! ¿No se convierte en criminal toda mano que “mantiene” esas instalaciones, es decir, que se convierte en “equivocada” justo por mantenerlas? La mano de Truman y su utilización de dos bombas en 1945, ¿era quizás menos “equivocada”, por ser desgraciadamente presidente de los Estados Unidos? Más bien al contrario, ¿su presidencia no era moralmente equivocada porque poseía dos bombas atómicas? Sí, las poseía. Pues eso ya basta. “Tener” era ya “utilizar”. Habere es ya adhiebere. La amoralidad no consistía sólo en su lanzamiento, sino en su posesión, pues si Hiroshima y Nagasaki no hubieran sido devastadas, la bomba iba a acabar siendo automáticamente una amenaza de genocidio.
Lo que vale de las bombas, vale también, mutatis mutandis, de las instalaciones, desde las que hoy es posible no sólo para cualquier wrong hand [mano equivocada], sino para cualquier hojalatero, producir armas atómicas.
La obsolescencia del hombre
(Vol.II), Günter Anders, Pág.331
via: ARREZAFE
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