La verdad, la verdad, ¿qué verdad?. No hay manera de saber la verdad de los hechos, como ocurre con Abderramán Muley de quien hablaba ayer. La Vanguardia da una información que Público la desmiente con pruebas que aporta. Torra se apunta enseguida a la teoría conspiratoria, y Espadaler se lo reprocha. De hecho, Público no se hace eco de ninguna teoría conspirativa, todo esto no figura en absoluto en la reconstrucción a posteriori de los Mossos, ni en la de la Policía Nacional, sino que admiten haber recibido esta información de la inteligencia y piden al juez que ordene diligencias para tener más detalles. Lo que, de todos modos, sigue apuntando a una grave negligencia o un grave error del CNI, pero no a ninguna teoría conspirativa de la que este diario no se ha hecho eco en ningún momento. Sólo ha planteado preguntas a las que hay que responder.
De acuerdo que la teoría conspirativa la ha hecho suya el Gobierno de la Generalitat y el procesismo, les ha caído del cielo como agua de mayo, pero también sorprende por otro lado el desinterés o las ganas de desmontar la versión de Público del resto de medios. No esta nada claro lo que pasó, pero si parece evidente que el CNI no estuvo a la altura y menos aún cuando pretende cargar los muertos a los mossos. Todo es muy oscuro, sucio, obsceno, y el CNI no está libre de culpa, a pesar haya tanto interés en exhoneraro por parte del Gobierno de Madrid y de los medios generalistas.
A todo esto, los familiares de las víctimas del atentado se quejan todavía a día de hoy de la falta de atención del Gobierno hacia ellos.
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