... Y UNO NACE


"Y uno nace, y llora sólo sacar la cabeza del útero materno. No llora de miedo (aún no tiene), llora de dolor y sufrimiento por el esfuerzo de salir de su refugio de los últimos nueve meses y ante la extrañeza de un mundo nuevo y desconocido para él, que inconscientemente sabe le será hostil. El resto un esfuerzo inútil que conduce a la nada de donde acabas de llegar, donde se convierte en otro llanto de pánico en el momento final ante el silencio infinito que irremediablemente te atrapa sin remisión. En medio, poco más que un náufrago abandonado en un océano que sabe no verá nunca a Godot ni llegará a ninguna playa, y a pesar de todo lucha contra la adversidad con la vana ilusión de llegar, quizá porque el solo hecho de abrir los ojos y contemplar la vida como se mueve a su alrededor, como palpita, le llena de esperanza, y la percepción de la belleza de las pequeñas cosas le da los ánimos necesarios para continuar a la deriva, flotando hacia ninguna parte hasta llegar a la ineludible destino final, donde existe la nada. Antes, la cruel venganza de la naturaleza, la vejez, lenta y tenaz, inexorable. 
La muerte, no es puramente un cambio más, es el fin de todo...", y, antes de la muerte, si fuera posible uno pediría la potestad de ser consciente en el momento previo a esa muerte, creo que hemos adquirido el derecho de despedirnos de los nuestros, y hacerlo también de nosotros mismos, bien sabemos que no nos volveremos a encontrar nunca más, que al cerrar los ojos por última vez nos sentiremos rodeados por la oscuridad y una sensación de angustia infinita. Creo no es pedir mucho y reviste de una cierta dignidad un final que 'per se', es indigno.

A Biel, que nació anteayer.

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