¿Qué es el patriotismo? ¿Es amar el lugar donde uno nace, el lugar de los recuerdos y esperanzas, de los sueños y aspiraciones de la infancia? ¿Es el lugar donde, en la candidez infantil, mirábamos las fugaces nubes y sorprendidos de por qué nosotros, igualmente, no podíamos correr tan rápidamente? ¿El lugar donde contábamos los millones de relucientes estrellas, acongojados por el terror de que cada uno “debía ser un ojo”, que nos traspasaba hasta lo más profundo de nuestras pequeñas almas? ¿Es el lugar donde podíamos oír la melodía de los pájaros, y soñar con tener alas para volar, como ellos, a tierras distantes? ¿O el lugar en donde nos sentábamos en las rodillas de nuestras madres, ensimismados por maravillosos cuentos de grandes hechos y conquistas? En pocas palabras, ¿es el amor por el terruño, cada pulgada que representa los más queridos y preciosos recuerdos de una feliz, alegre y juguetona niñez?
Si ése fuera el patriotismo, muy pocos norteamericanos en la actualidad podrían ser llamados patriotas, en tanto el lugar de sus juegos se ha convertido en la factoría, molinos y minas, mientras que el sonido ensordecedor de la maquinaria ha reemplazado a la melodía de los pájaros. Ni podremos escuchar los cuentos de grandes hechos, ya que las historias que nuestras madres cuentan ahora no son más que de dolor, lágrimas y pesar.
Entonces, ¿qué es el patriotismo?
“El patriotismo, señor, es el último recurso de los sinvergüenzas”, decía el doctor Jonson. León Tolstoi, el gran antipatriota de nuestros tiempos, define el patriotismo como el principio que permite justificar la formación de asesinos en masa; un negocio que requiere mejor equipamiento para el ejercicio del hombre-asesino que el necesario para fabricar tales necesidades de la vida como zapatos, abrigos y casas; un negocio que garantiza mayores beneficios y mayor gloria que el del trabajador medio.
Gustave Hervé, otro gran antipatriota, justamente denomina al patriotismo como una superstición, más injuriosa, brutal e inhumana que la religión. La superstición de la religión da lugar a la incapacidad humana de explicar los fenómenos naturales. Esto es, cuando el hombre primitivo oía el trueno o veía el relámpago, no podía explicarlos y por tanto, concluía que detrás de ellos debía existir una fuerza mayor que él. De igual modo veía una fuerza sobrenatural en la lluvia y en los diversos otros cambios de la naturaleza. El patriotismo, por otro lado, es una superstición artificial creada y mantenida a través de una red de mentiras y falsedades; una superstición que roba a los hombres su amor propio y dignidad e incrementa su arrogancia y presunción.
De hecho, la presunción, la arrogancia y el egoísmo son las esencias del patriotismo. Permítanme demostrarlo. El patriotismo asume que nuestro globo está dividido en pequeñas parcelas, cada una rodeada por una reja de hierro. Aquellos que han tenido la fortuna de nacer en alguna parcela en particular, se consideran a sí mismos mejores, más nobles, más grandes, más inteligentes que los seres que habitan en cualquier otra parcela. Por consiguiente, es el deber de cada uno de los que viven en dicha parcela el luchar, matar y morir en el intento de imponer su superioridad frente a los demás.
Los habitantes de las otras parcelas razonan de igual manera, por supuesto, con el resultado de que, desde la más tierna infancia, las mentes de los niños están emponzoñadas con espeluznantes historias sobre los alemanes, los franceses, los italianos, los rusos, etc. Cuando el niño ha alcanzado la pubertad, está completamente saturado por la creencia de que él ha sido escogido por el Señor para defender su país contra el ataque o invasión de cualquier extranjero. Por esta causa, clamamos por el mayor ejército y armada, más barcos de guerra y munición. Es por esta causa que Norteamérica dentro de muy poco tiempo habrá gastado cuatrocientos millones de dólares. Piense en ello: cuatrocientos millones de dólares tomados de lo producido por las personas. Pero sin duda, no son los ricos los que contribuyen al patriotismo. Ellos son cosmopolitas, cómodamente en casa en cualquier lugar. En Norteamérica conocemos perfectamente esto. ¿No son nuestros ricos norteamericanos, franceses en Francia, alemanes en Alemania o ingleses en Inglaterra? ¿Y no derrochan con cosmopolita gracia fortunas acuñadas en las fábricas norteamericanas por niños y esclavos algodoneros? Sí, el suyo es un patriotismo que hará posible que envíen mensajes de condolencia a déspotas como el zar de Rusia, cuando le ocurre cualquier desgracia, como el presidente Roosevelt hizo en nombre de su pueblo, cuando Sergius fue castigado por los revolucionarios rusos... Emma Goldman.
¿Quien era Emma Goldman?
Antes de que podamos perdonarnos unos a otros, tenemos que entendernos.
Cuando se socava la mentira patriótica, se despeja el camino para la gran estructura donde todos estarán unidos como una hermandad universal, una sociedad verdaderamente libre.
El anarquismo es la única filosofía que aporta al hombre la conciencia de sí mismo, que sostiene que Dios, el Estado y la sociedad son inexistentes, que sus promesas son nulas y sin valor, ya que sólo pueden cumplirse a través de la subordinación del hombre.
El cielo debe ser un lugar terriblemente aburrido si los pobres de espíritu viven allí.
El Estado es el altar de la libertad política que, como el altar de la religión, está concebido con el solo propósito del sacrificio humano.
El mayor pecado imperdonable para la sociedad es la independencia de pensamiento.
El significado de la anarquía ha sido interpretado como el estado de mayor desorden, es por que han enseñado a la gente que sus asuntos están regulados, que ellos son gobernados sabiamente, y que esa autoridad es una necesidad.
La corrupción de la política no tiene nada que ver con la moral, o la laxitud de la moral, de diversas personalidades políticas. Su causa es meramente material.
La historia del progreso está escrita con la sangre de hombres y mujeres que se han atrevido a abrazar una causa impopular, como, por ejemplo, el hombre negro al derecho de su cuerpo, o el derecho de la mujer a su alma.
La mayoría se preocupa poco por los ideales e integridad. Lo que ansían es pantalla.
La política es el reflejo de la actividad comercial e industrial del mundo.
Las personas se les instan a ser patriotas… Sacrificando a sus propios hijos.
Los métodos y medios no pueden separarse del objetivo final.
Muchas veces pienso que nosotros, los revolucionarios, somos como el sistema capitalista. Sacamos de los hombres y mujeres lo mejor que poseen, y después nos quedamos tan tranquilos viendo cómo terminan sus días en el abandono y la soledad.
Para que la mujer llegue a su verdadera emancipación debe dejar de lado las ridículas nociones de que ser amada, estar comprometida y ser madre, es sinónimo de estar esclavizada o subordinada.
Prefiero tener rosas en mi mesa que diamantes en mi cuello.
Requiere menos esfuerzo intelectual el condenar que el pensar.
Si el amor no sabe cómo dar y recibir sin restricciones, no es amor, sino una transacción que nunca deja de insistir en más o menos.
Si no puedo bailar, tu revolución no me interesa.
Todas las guerras son guerras entre ladrones demasiado cobardes para luchar, que inducen a los jóvenes varones de todo el mundo a hacer la lucha por ellos
Todos los esfuerzos para el progreso, para la iluminación, para la ciencia, con fines religiosos, políticos, y la libertad económica, emanan de la minoría, y no de la masa.
Un cambio social real nunca ha sido llevado a cabo sin una revolución… Revolución no es sino el pensamiento llevado a la acción.
Una sociedad tiene todos los delincuentes que se merece.
* * *
Antes de que podamos perdonarnos unos a otros, tenemos que entendernos.
Cuando se socava la mentira patriótica, se despeja el camino para la gran estructura donde todos estarán unidos como una hermandad universal, una sociedad verdaderamente libre.
El anarquismo es la única filosofía que aporta al hombre la conciencia de sí mismo, que sostiene que Dios, el Estado y la sociedad son inexistentes, que sus promesas son nulas y sin valor, ya que sólo pueden cumplirse a través de la subordinación del hombre.
El cielo debe ser un lugar terriblemente aburrido si los pobres de espíritu viven allí.
El Estado es el altar de la libertad política que, como el altar de la religión, está concebido con el solo propósito del sacrificio humano.
El mayor pecado imperdonable para la sociedad es la independencia de pensamiento.
El significado de la anarquía ha sido interpretado como el estado de mayor desorden, es por que han enseñado a la gente que sus asuntos están regulados, que ellos son gobernados sabiamente, y que esa autoridad es una necesidad.
La corrupción de la política no tiene nada que ver con la moral, o la laxitud de la moral, de diversas personalidades políticas. Su causa es meramente material.
La historia del progreso está escrita con la sangre de hombres y mujeres que se han atrevido a abrazar una causa impopular, como, por ejemplo, el hombre negro al derecho de su cuerpo, o el derecho de la mujer a su alma.
La mayoría se preocupa poco por los ideales e integridad. Lo que ansían es pantalla.
La política es el reflejo de la actividad comercial e industrial del mundo.
Las personas se les instan a ser patriotas… Sacrificando a sus propios hijos.
Los métodos y medios no pueden separarse del objetivo final.
Muchas veces pienso que nosotros, los revolucionarios, somos como el sistema capitalista. Sacamos de los hombres y mujeres lo mejor que poseen, y después nos quedamos tan tranquilos viendo cómo terminan sus días en el abandono y la soledad.
Para que la mujer llegue a su verdadera emancipación debe dejar de lado las ridículas nociones de que ser amada, estar comprometida y ser madre, es sinónimo de estar esclavizada o subordinada.
Prefiero tener rosas en mi mesa que diamantes en mi cuello.
Requiere menos esfuerzo intelectual el condenar que el pensar.
Si el amor no sabe cómo dar y recibir sin restricciones, no es amor, sino una transacción que nunca deja de insistir en más o menos.
Si no puedo bailar, tu revolución no me interesa.
Todas las guerras son guerras entre ladrones demasiado cobardes para luchar, que inducen a los jóvenes varones de todo el mundo a hacer la lucha por ellos
Todos los esfuerzos para el progreso, para la iluminación, para la ciencia, con fines religiosos, políticos, y la libertad económica, emanan de la minoría, y no de la masa.
Un cambio social real nunca ha sido llevado a cabo sin una revolución… Revolución no es sino el pensamiento llevado a la acción.
Una sociedad tiene todos los delincuentes que se merece.
* * *
Comentarios
Publicar un comentario