Una imagen curiosa en medio del caos - foto Miquel Cartisano.
“Tercer día. La 'Rosa de Foc' no claudica”. La consigna era de Arran, las juventudes de la CUP, y se enviaba durante la noche de este miércoles, cuando Barcelona volvía a arder por los cuatro costados por segundo día consecutivo. La 'Rosa de Foc' (rosa de fuego) fue el apodo dado a Barcelona durante la Semana Trágica, en 1909, cuando comandos anarquistas se dedicaron a incendiar la ciudad y especialmente iglesias y conventos (21 iglesias y 40 conventos fueron destruidos). El dantesco espectáculo de una Barcelona llameante y humeante dio pie a la expresión ‘Rosa de Foc’, porque la urbe parecía una gran rosa de fuego, en palabras del periodista Antonio Loredo.
Columnas de humo en Barcelona por los incendios durante la Semana Trágica en 1909.

Estos días, la capital catalana vive momentos parecidos, aunque con otros objetivos. Durante los pasados meses, los servicios de información de diversos cuerpos siguieron con atención algunas comunicaciones entre activistas donde se hablaba de la ‘Rosa de Foc’. A medianoche del miércoles, Mariona B. alertaba a sus colegas de una plataforma independentista: “Ha llegado la 'Rosa de Foc'. ¡¡Se ha acabado el lirismo!!”. El lirismo es el posicionamiento ‘blando’. Y tenía razón Mariona. Barcelona comenzaba a arder de nuevo. Este jueves, otra activista se dolía de que las estrategias de lucha callejera “pueden conducirnos a otra 'Rosa de Foc'. Y no estamos preparados”.
Los grupos de alborotadores callejeros, en cambio, sí están preparados. La última plataforma de la agitación, estrenada este jueves, se llama, precisamente, Guerra Catalana. “Ensayemos las protecciones que se utilizan en las luchas de Hong Kong”, advierten sus promotores.
Los vecinos relatan los momentos de tensión que vivieron por las barricadas
Los cinco puntos principales de las guerrillas urbanas para repetir la 'Rosa de Foc' son, en primer lugar, el fomento de la protección (“La Policía dispara continuamente a la altura de la cara. Ellos irán cada vez más fuertes. ¡Protejámonos! (casco, gafas, protección en la nuca, brazos…)". Avisaban a través de las plataformas de las redes sociales, por ejemplo, de que en muchos centros comerciales se habían acabado las gafas recomendadas para llevar a las manifestaciones y prevenir pelotazos de bolas de goma o proyectiles de Foam.
El segundo punto es la solicitud de que los jefes de comando tengan experiencia. “Que aguanten y sepan tirar adelante. Revolucionarios con cierta ética a la hora de actuar”, ironizan. La tercera consigna se refiere a las cargas policiales. “Intentar no hacer carreras innecesarias y pánicos absurdos que nos hagan retroceder y que pueden provocar una avalancha”. La cuarta, llama la atención sobre los supuestos infiltrados. “Estemos atentos y a punto para grabar cualquier actuación de gente que no pertenece a nuestra lucha”. Y, por último, dominar las provocaciones: “Dejemos que la Policía comience la guerra. Nos tienen ganas, no os hará falta provocarlos para que vengan”.

Ganar por agotamiento - Junto a estas consignas, se reparte también un cartel con el prototipo de manifestante de Hong Kong, que lleva máscara para los ojos o gafas de piscina, casco, suero fisiológico para enjuagar los ojos, guantes ignífugos para agarrar botes incandescentes, conos de tráfico para tapar las granadas lacrimógenas, botellas de agua para verter en esos conos, tapas de ollas o sartenes para apagar los gases, celofán enrollado en brazos y piernas para evitar irritaciones provocadas por los gases y paraguas contra las pelotas de goma y el gas pimienta.
Las tácticas llevadas a cabo en las calles catalanas han tenido elementos copiados de la excolonia británica en el extremo de Asia. Se ha visto a manifestantes escondiéndose tras paraguas (para evitar ser identificados), a grupos vistiendo de manera muy similar y con la cara tapada, a alborotadores con cascos y con gafas…
El objetivo consiste en llevar a cabo una movilización de baja intensidad pero permanente, para mantener la tensión entre la militancia. Pretenden ser la 'gota malaya' del Estado español
De hecho, los Mossos conocen de antemano los pasos a seguir. Expertos de la Brigada Móvil visitaron el aeropuerto la semana pasada para estudiar sobre el terreno el lugar y prepararse para el asalto que ya sabían que se iba a producir este lunes. Sin embargo, las unidades que se enviaron fueron limitadas y la afluencia de manifestantes fue mucho mayor de lo esperado. Y se conocía de antemano que las últimas noches se iba a intentar reproducir la 'Rosa de Foc'.
En lo que respecta al orden de combate de la guerrilla urbana, es el extraído de los manuales tradicionales. Se trata de realizar acciones rápidas y contundentes. “La Policía no aguantará tantos días este ritmo. Ayer los acorralamos, haciéndonos respetar”, se ufanaba un radical este jueves. La consigna es clara: ganar por agotamiento. El miércoles por la noche, una plataforma distribuía entre sus activistas, que se estaban dejando la piel en las algaradas callejeras, un soplo de ánimo: “La Policía, tarde o temprano, petará física y mentalmente. No están acostumbrados a esto. Se les ha de marear y hacerlos correr arriba y abajo, crearles impotencia”.

La plataforma CNI Catalunya, a la que estaban vinculados algunos de los CDR detenidos en septiembre, lo escenifica meridianamente claro: “¿Vienen? Te vas. ¿Se van? Vuelves. O lo repites un kilómetro más lejos. Y así hasta que se agoten”. “Acciones rápidas y cortas. Nos hemos de avisar unos a otros. La autoprotección es vital para persistir y desquiciarlos a ellos”.
El resultado es el que se ha visto: hogueras en cada esquina, pequeños grupos de alborotadores desbordando en número a los policías y caos total en la ciudad. De manual. Las acciones cortas y contundentes son las más difíciles de prever y de frustrar. Lo explica A.Fernández en el Confidencial, y es una descripción atinada de los hechos, sólo, sólo que, es imposible agotar al Estado y todo este desgaste acabará siendo inútil y oneroso para Catalunya.