El martes Pedro Sánchez será investido presidente del gobierno. Lo hará de forma tan ajustada como Pau Gasol consiguió su segundo anillo de campeón en la NBA con los Lakers: en el séptimo partido de la final y por apenas cuatro puntos. La primera votación en el Congreso ofreció un resultado de infarto: 166 votos a favor, 165 en contra y 18 abstenciones. El cambio en el sentido del voto de Ana Oramas (CC), en contra de las indicaciones de su formación, ajustó aún más el resultado.
La segunda jornada concluyó a las 12.45, así que el 7 de enero, 48 horas más tarde, Sánchez puede ser elegido por mayoría simple. Las dos sesiones en el Congreso han servido para que los ciudadanos descubrieran que la dialéctica parlamentaria puede parecerse a los combates de Mike Tyson, quien declaró en una ocasión: “No trato de intimidar a nadie antes de una pelea; son los golpes los que intimidan”. Lo mismo ocurrió en la carrera de San Jerónimo, pues en poco tiempo se pasó de las sonrisas ante las cámaras a la intimidación de las palabras. Esta legislatura va a ser durísima, con la derecha mompitiendo para ver quién castiga más fuerte el hígado de la izquierda. Sánchez les llamó “la coalición del apocalipsis” al cierre de la sesión, donde pidió hacer de este periodo de sesiones una reivindicación de la mejor de las políticas, lo que pareció un brindis al sol sin copa.
Una de las curiosidades de la sesión de investidura ha sido la utilización de Benito Pérez Galdós en los discursos, aprovechando el centenario de su muerte. Pablo Casado lo usó para recordar aquella cita de Fortunata y Jacinta que dice que la moral política es como una capa con tantos remiendos que no se sabe ya cuál es el paño primitivo: “Esa es su capa, señor Sánchez. Y es irreconocible”. Le contestó Pablo Iglesias recordándole que Galdós era un republicano que acabó siendo socialista. Le faltó añadir que el cainismo político de los conservadores impidió que le dieran a Galdós el Nobel de Literatura en 1912, pues llevaron a cabo un complot, porque había sido elegido diputado de la Unión Republicana. No sólo enviaron miles de cartas a la Academia Sueca pidiendo que no se lo concedieran, sino que incluso impulsaron una candidatura alternativa de Marcelino Menéndez Pelayo para crear imagen de disenso. Singular patriotismo, sin duda. - lavanguardia.com