El pacto alcanzado con ERC permite la investidura de Pedro Sánchez y, al mismo tiempo, poner a funcionar “una mesa bilateral, de diálogo, negociación y acuerdo” entre gobiernos, donde se impone la libertad de contenidos en el marco del ordenamiento jurídico y se contempla la validación democrática del resultado mediante una consulta. Los redactores han querido ser expresamente ambiguos para que cada una de las dos partes pueda interpretar el sentido último del contenido, pero el reconocimiento de la lealtad institucional debería ser la base del documento.
Sin duda, que el reconocimiento de que “existe un conflicto de naturaleza política en relación con el futuro político de Catalunya” es un buen punto de partida. El PSOE y ERC han decidido poner en marcha un complejo artefacto con un manual de instrucciones propio. La derecha española, además de poner el grito en el cielo, debería aceptar que aplicando un estado de excepción a los catalanes no va a arreglar nada. Más bien puede estropearlo todo definitivamente.
Antes cuando habitábamos en una especie de democracia fràgil, a un nuevo gobierno se le concedían cien días de gracia, ahora se le concede menos cien días, ya no existe la oposición que ha sido sustituida por la destrucción sistemàtica del contrario y por ende del sistema, porqué de eso se trata por parte de la derecha, sólo de destruir, destruir a cualquier precio.
El tema de la esperpèntica inhabilitación de Torra y Junqueras, pone de relieve quien manda realmente en este país, és la judicatura, o una de ellas, en este caso la JEC, luego està el TSJ, la Fiscalia te lo afina, el Ibex 35, los spin doctors y luego el presidente del Gobierno casi siempre en funciones.
Así difícilmente puede funcionar un país, cuando el principal objetivo de los que consiguen el poder es destruir la obra de los anteriores gobernantes, y se hace simplemente porqué si, o por cojones, no por un criterio serio de sentido de Estado. Demasiada mediocridad, juntada con un odio enfermizo que solo lleva al desastre.
No deja de ser curioso, que Aznar (el gran artífice de esta nueva manera de proceder en política), hablaba de que antes se partiria Catalunya que Espanya i en realidad se han partido las dos, és más, en Catalunya sólo se han partido los que ya lo estaban de antes, ERC y juntsxCat, mientras que en España la fractura és terrible e irreparable. Esta gente de la derecha ha transformado la política española en un lodazal de mierda, del que no saben ni podrán salir en mucho tiempo. Ahora resulta que no es una, sino las dos Españas las que nos van a romper el corazón. ¿Que hemos hecho mal los ciudadanos para llegar hasta este punto?