DEL BALCONING AL BALCONISMO


Una de las novedades que ha aportado el confinamiento por el coronavirus ha sido que este a actuado como detonante de nuevas formas de creación artística.
El confinamiento simultáneo de 3.000 millones de personas en todo el planeta ha cambiado nuestra percepción de la realidad, de la convivencia y de lo que es público y privado. ¿Puede ese cambio hacerse duradero y alterar nuestros comportamientos en el futuro? ¿Puede germinar, impulsar o inspirar nuevas formas de creación en las artes, la literatura o la producción audiovisual? Es decir, ¿puede la pandemia generar nuevos ismos?
Hay artistas y gestores que así lo creen. Tienen a la vista un ejemplo que es metáfora de lo que ya ocurre y de algún modo podría subsistir, tal vez debería. Es la magia en los balcones, la comunicación desde lo de uno hacia lo de todos. El canto, la palabra, la imagen y la música que, solistas o en coro, escenificamos desde casa y en el patio. Lo que podríamos llamar balconismo.De hecho, los balcones de un bloque de pisos con patio interior no dejan de ser más que una representación de los antiguos corrales de comedias donde se representaba la antigua farsa del teatro. Y no me extrañaría que en alguno de estos patios de alguna gran ciudad se representara a Shakespeare de nuevo, a la antigua usanza de los tiempos de don Guillermo.
Del balconismo han emergido nuevos artistas, poetas o actores, desconocidos hasta hoy, yh sobre todo y lo más importante, el sentido de comunidades de la gente, del vecindaje, de gente que durante el año a penas si se veían o conocían y ahora cantan juntos o aplauden a las ocho a los sanitarios, un poco en la línea del espíritu de gente de pueblo que no de ciudad. Incluso el 'barrio' como concepto ha ganado en protagonismo por encima de la gran urbe.
También ha sucedido otro hecho remarcable en la intimidad del hogar, y es que nunca en la historia, miles de millones de individuos confinados y con acceso a la tecnología que distribuye contenidos habían estado tan expuestos a estos productos audiovisuales, sin patria ni bandera. La pandemia es por ello “una circunstancia transformadora que marca un cambio de paradigma”. Y “las consecuencias sobre la naturaleza más íntima y creativa del producto y en su consumo las veremos en el 2021, o tal vez antes”.
Cuanta gente que en su vida habia estado en un Museo ha visitado virtualmente (lo recomiendo) los Museos más importantes del mundo, ho ha vuelto a leer novelas, aunque aquí servidor ha pinchado, como reconoce Sergi Pàmies que la cuesta leer ficción, aun que en mi caso viene de lejos y supongo que ya se me curará.
El pianista Chano Domínguez, que como tantos otros ha tenido que suspender numerosas actuaciones nacionales e internacionales y al que el confinamiento le ha pillado precisamente en Barcelona, valora que “una situación como la que estamos viviendo hace que el creador esté especialmente activo. Cada uno tiene su manera de ser, pero este tipo de situaciones hace que dentro de uno no puedas parar”.
Domínguez no sabe si tras los efectos de la pandemia surgirá algún tipo de ismo pero “de lo que no hay duda es que nada va a seguir como hasta ahora. Evidentemente brotarán muchísimas cosas, obras, iniciativas, porque esto será un antes y un después. Y mirado globalmente, lo que está sucediendo es un golpe tremendo al capitalismo, a la escala de valores y de funcionamiento del postcapitalismo. Eso está clarísimo y veremos qué sale de eso”.
También el carismático Santi Balmes, músico y líder del grupo Love of Lesbian, y escritor y dibujante ocasional de cómics, lo tiene claro cuando sentencia que “no es exagerado creer que después de lo que estamos viviendo va a haber un gran cambio. Porque esto es algo que está afectando a todas las personas de todos los ámbitos. Los valores van a cambiar, por supuesto, porque lo que estamos viviendo es absolutamente insólito. Las maneras de ver la realidad, las prioridades también, así como la manera de relacionarnos, algo que ya estamos viendo cada día”.
Con todo, añade que a él le da “mucha pena” porque habrá repuntes de la pandemia y hasta que no saquen una vacuna tendremos que seguir unas pautas colectivas. “Pasará esto, seguro, pero después pasarán otras cosas mejores”, dice.
“La Belle Époque –añade Balmes– emergió precisamente después del Primera Guerra Mundial, es decir, que tampoco me extrañaría que después de que pase esto, hubiese una movida muy intensa a nivel creativo, una eclosión de movimientos de todo tipo bastante bestia. No tengo la menor duda. Porque hay y habrá ganas, sobre todo cuando la gente está confinada de esta manera”. Eso sí, en un primer momento habrá medidas restrictivas, porque ningún país querrá volver a caer, restricciones en muchos ámbitos, sobre todo el de movilidad, pero después habrá un boom.
En fin, aunque a Josep Martí Blanch le den ganas de llegar a las manos con la gente a la que oye decir que "en chino, la palabra 'crisis' no existe, ellos la llaman 'oportunidad",  quizás sea así y tenga que llegar a las manos con medio país, porquè está crisis está generando muchas y positivas nuevas oportunidades. Bienvenidas sean. De entrada, hemos pasado del balconing de los guiris borrachos británicos al balconismo de una  nueva manera de vivir y ver nuestro paisaje urbano. A Shakespeare le habría gustado.

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