Jean Paulhan decía que, para leer seriamente, hay que estar enfermo: enfermo o convaleciente. 'Le rouge et noir' exige un buen constipado, y 'À la recherche du temps perdu', una tuberculosis larga y apacible, obviamente en un buen sanatorio de pago, añadiría que la lectura de 'Incierta Gloria' debería ser en una larga estancia hospitalaria, mejor si puede ser de acompañante.

Y ahora, con el confinamiento parece que sería el momento de leer al por mayor, las condiciones son idóneas, tiempo, ausencia de prisas y la comodidad del hogar, pero, ay, parece que no es así, no hablo de mí que hace tiempo que no leo, ya lo explicado en más de una ocasión, sino en general, escucho a gente decir que no son capaces de leer, de concentrarse en la lectura, y como mucho se dedican a releer. El motivo lo desconozco, como tampoco entiendo a que es debido que a la gente le cueste dormir o conciliar el sueño, este problema si que no lo tengo, duermo como un tronco 8 horas seguidas, más la hora de la siesta de cama y orinal de Don Camilo. En cuanto a lo de leer, si bien es cierto que como he dicho, no leo, tengo que decir que si sigo comprando libros que ya es mucho, o al menos es una forma de ser solidario con el esforzado gremio de los literatos.