El Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), el general Miguel Ángel Villarroya, ha hecho un llamamiento este lunes a no bajar la guardia frente a la pandemia y seguir trabajando “todos juntos” para vencer al Covid-19, al que se ha referido como “virus querido" (minuto 6:31 del vídeo).
¿Seguro que este señor es el Jefe del Estado Mayor de Defensa (Jemad)? , o se trata de un cameo de algun miembro del club de la comedia. Este señor a lo mejor no se ha enterado de que hay un virus que nos infecta y que está provocando la muerte de miles de personas en todo el mundo pero ni estamos sosteniendo una guerra contra el microbio ni habrá rendición del bicho cuando le tengamos rodeado ni la recesión que nos espera, por muy brutal que se presente, será comparable a la desolación de una postguerra.
Ni siquiera los que hemos crecido escuchando en casa a nuestras madres y abuelas recitar aquello de "una guerra tendrías que pasar" para obligarnos a acabar la verdura del plato fuimos nunca totalmente conscientes de lo que vivieron. No, esto no es una guerra ni la casas en las que estamos confinados, algunos con más comodidades que otros, son refugios antiaéreos donde imploramos que los obuses yerren el tiro y no nos caigan encima. Las guerras no se pasan haciendo limpieza de los cajones, bricolaje o viendo series de Netflix para dejar que el tiempo trascurra. No, esto no es una guerra sino una adversidad, una fatalidad semejante a un terremoto, para algunos una tragedia, es cierto, pero nada parecido al horror de los campos de batalla.
Los trabajadores de la Sanidad no son la primera línea de defensa de nada. Decir esto no resta valor a su función, que siempre será imprescindible ya se trate de una epidemia o de un accidente de moto. Lo suyo, dicho sea sin restar un ápice de valor a su abnegación y a su sacrificio personal, no es heroísmo sino profesionalidad, que es mucho más difícil de demostrar cuando se carece de ella previamente, como seria el caso del interfecto sobre el que va este escrito, por muchas medallas que luzca en su pecho.
En las guerras, los héroes se distinguen por protagonizar acciones insólitas, irracionales casi siempre. Nada hay de irracional en sus protocolos, salvo la imprevisión de quienes los han elaborado sin haber hecho antes acopio de los medios de protección suficientes para llevarlos a la práctica, que és lo que ha causado tantas bajas.
El Sr. Villanueva debería replantearse sus actuaciones en directo, estoy seguro que ni a Berlanga se le hubiera ocurrido un personaje tan ridículo, tan decimonónico como el disfraz que luce cargado de medallas. ¿Ya sabe el señor Villaroya que hoy es lunes?
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