LOS MUERTOS NO SE CUENTAN


José Maria Gironella escribió una novela sobre la guerra civil española bajo el título de 'un millón de muertos', y Bartolomé Soler escribio otra rebatiéndole bajo el título de 'los muertos no se cuentan'. No se ni creo que lo llegue a saber nunca los muertos exactos causados por la covid-19, dejemoslos en 30.000 más o menos, porquè el Gobierno no se aclara en este asunto, ni creo se llegue a aclarar.
Durante el comienzo del confinamiento, cuando todavía creíamos en la unión de todos a una frente a un enemigo común, centramos nuestros esfuerzos en darnos ánimos. Era necesario. Nos enfrentábamos a algo sin precedentes, a un cambio en nuestras vidas tan radical que no podíamos permitirnos perder el tiempo en lamentaciones. 
Aplaudíamos a los sanitarios cada dia a las ocho y descubrimos el mundo de los balcones comunitarios donde cantar y llevar a cabo todo tipo de actividades. Quizás por eso, como en un pacto no escrito, apenas se ha hablado de muertos. No hemos visto imágenes de ataúdes, de entierros ni de personas enfermas, muy razonable por ética y derecho a la intimidad. Ya sucedió lo mismo con los atentados del 11-S en Nueva York, donde las imágenes no mostraban a las víctimas.

Quizás sea mejor así, para que la gente no se alarme, pero la pregunta es ¿Dónde han quedado las historias humanas? ¿Dónde las referencias a esas vidas rotas? En el pasado, cada vez que ha habido un atentado, una catástrofe, un accidente o cualquier otro acontecimiento con muchas víctimas, se han contado las historias de todas o algunas de ellas, se ha hablado de sus logros y de los sueños que ya no podrán cumplir. Ahora, sin embargo, no se ha hecho. Apenas sabemos de quienes ya tenían alguna notoriedad por otras razones, pero poco más. Quizás porqué la víctima ha sido toida una sociedad que no acepta la magnitud de la tragedia, lo que ha hecho que no lleguemos a asumir el terrible coste real de esta pandemia.

¿Se trata de desinformar a la ciudadania?, ¿de no asustarla en exceso? ¿O se debe a que la edad de la mayoría de las víctimas resta importancia a su fallecimiento?, no creo sea lo último, pero lo que si han conseguido es que la gente no tenga conciencia clara de la gravedad de la situación, como si no fuera con ellos.

Pensemos en todos los abuelos que no llegaran a conocer a sus nietos, o en los niños y niñas que han perdido a los abuelos que les cuidaban, que les enseñaban cosas de la vida o les llevaban al parque. Pensemos en aquellos que no podrán salvar más vidas con su trabajo porque ese trabajo se llevó por delante las suyas. Si consiguiéramos llegar a este punto, de tener plena conciencia y responsabilidad, salvaríamos muchas vidas y haríamos que el sacrificio de unos y el esfuerzo de otros no haya sido del todo inútil. Pero mucho me temo que vamos en la dirección contraria y que saldremos de esta pandemia sin haber aprendido la lección de cara a la siguiente.


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