El filósofo bilbaíno Daniel Innerarity publica esta semana ‘Pandemocracia’, donde aborda los errores cognitivos cometidos en esta crisis de la Covid-19

En Pandemocracia dice que se acaba un mundo: ¿Cual?

No se acaba el mundo, pero sí un mundo de certezas, individuos autosuficientes, varones, por cierto, y de comportamientos estancos. Entramos en un espacio que da vértigo pero nos obliga a una evolución del pensamiento. Primero, a una revolución en los conceptos para comprender la sociedad, que aún son newtonianos. Y segundo, a cambios en nuestra manera de entender nuestras interacciones. Debemos pensarnos más como sujetos que se protegen colectivamente de riesgos muy diferentes a los de la sociedad industrial y que deben entrar en lógicas de poder más cooperativas y menos competitivas. En la sucesión de crisis que nos asaltan desde finales del siglo pasado, climática, ecológica, migratoria, financiera, europea y ahora sanitaria, hay un hilo común: entramos en horizontes de ignorancia insuprimible y debemos entendernos como sujetos cuya clave es organizar bien su interacción.

Quiere decir que las crisis se suceden porque hemos creado sociedades muy complejas.

Sí, todas esas crisis son el resultado de una complejidad sistémica que no terminamos de entender. Hay crisis climática porque la interacción de nuestros comportamientos en términos de consumo, movilidad, producción industrial, genera un resultado final catastrófico, no porque aisladamente nuestro comportamiento sea perverso, lo malo es la interacción. Hay crisis financiera porque hay debilidad sistémica de la gobernanza económica global y no se puede reconducir con comportamientos individuales de consumidores o banqueros. Por citar la famosa frase de “Es la política, estúpido”, o “Es la economía, estúpido”, hoy “Es la interacción, estúpido”.

La otra crisis de la que habla es la de la globalización. ¿Cómo va a cambiar?

Ha habido desequilibrios. Así, se ha globalizado mucho el mundo económico y muy poco el político. Ya nos podía haber China globalizado la información sobre el virus en su momento y no habernos regalado mascarillas a destiempo. Si hay globalización financiera tiene que haber mayor y mejor regulación política. Si hay globalización de la contaminación, también de los instrumentos para hacerle frente. Si hay globalización de las crisis sanitarias, tiene que haber instituciones a nivel mundiPANDEMOCRACIAal con recursos para enfrentarlas. Se producirán muchos debates sobre la escala de la globalización, qué ámbito de decisión es el más adecuado para gestionar qué tipo de riesgos. Y habrá fenómenos de retracción y también de más globalización.

¿Lo que denomina glocalización sostenible?

Es muy probable que hayamos descubierto con la pandemia que no era buena idea deslocalizar la producción de tantas cosas, algunas estratégicas en momentos de crisis. Al mismo tiempo, veremos que hay que hacer mayor transferencia de soberanía a planos internacionales o globales. Habrá debate sobre la OMS y, respecto a las vacunas, habrá que decidir cuáles son los bienes comunes de la humanidad que no pueden estar sometidos a la ley del mercado.

¿En esta crisis es el autoritarismo chino el ganador?

Los regímenes autoritarios se pueden permitir actuaciones brutales con mayor facilidad, como el confinamiento, pero carecen de un recurso de las sociedades democráticas: buena información. El sistema autoritario se priva del libre flujo de información y de la crítica. A corto plazo, ofrece ventaja competitiva. A largo, es una rémora. No conocemos los datos reales en China, pero no me extrañaría que esto haya producido un deterioro del régimen. Un sistema político que interpreta la discrepancia como ilegítima y mete en la cárcel al que da la alerta no está a salvo de cometer las mayores estupideces. La democracia es más inteligente.

¿Qué pasa con el populismo?

Es una situación muy ambivalente. Podemos salir en una dirección y en la opuesta. Hay gente que cree que hay que salir con un green new deal y otros se reconfortan por la efectividad del cierre de fronteras. La pandemia da un golpe duro al populismo por despreciar tres cuestiones que se revalorizan: el saber experto, la lógica institucional y la idea de comunidad global. Pero a la vez se produce un caldo de cultivo, una turbulencia, que pueden aprovechar...más