DOOMSCROLLING


El death metal es un subgénero de la música heavy. Los cantantes emiten gruñidos cavernosos, las notas instrumentales deben presentarse siempre distorsionadas y hay que hacer un uso obsesivo del doble pedal de percusión. Las letras de las composiciones son de temática infernal. Idealizan los asesinos nos serie y recurren a la simbología del terror. Uno de los grupos más aplaudidos del death metal fue Doom. Editó su primer trabajo en un sello que con el nombre ya lo dice todo: King of the Monsters. El tema introductorio del disco también es sutil: catarsis del enterrado. La banda Doom es de principios de siglo, pero ya desde los setenta la música rock tendió a idealizar la sangre, las calaveras y los escenarios infernales. Con los años, la estética feísta de monstruos, zombis y tatuajes ha convertido en una de las ramas más celebradas de la cultura popular.

He pensado en el grupo Doom, escribe Antoni Puigverd, y, por extensión, en el triunfo cultural de la retórica de las calaveras en descubrir la nueva palabra que los angloparlantes han inventado para describir la moda apocalíptica que se ha generalizado con la Covid-19. Doomscrolling: pasarse el día frente a la pantalla leyendo noticias sobre la catastrófica pandemia. Doom hace referencia a la muerte, la destrucción. Scroll es lo que hacemos con el teléfono o el ordenador: avanzar en vertical leyendo sin parar desastrosas novedades sobre el poder del virus. Hay quien habla también de de oomsurfing: surfear las apocalípticas olas de la pandemia.

Se habla también de 'doomsurfing': surfear por las olas de la pandemia

Hasta ahora, en Occidente, la muerte y la enfermedad, aparcadas en los hospitales, habían desaparecido de la realidad cotidiana. Sólo existían en forma de grotesca retórica tan infernal y feísta como vacía de contenido, desvinculada de la vivencia personal. Con la pandemia, se encuentran la retórica y la realidad. Y han generado un nuevo género de terror. Un terror favorecido por los medios y las redes, pero que avanza por nuestras calles como una peste antigua. Los psicólogos recomiendan reducir las horas de contacto con el siniestro noticiario telefónico de la Covid-19. Pero quizás habría que hacer un esfuerzo para reconectar, sin tremendismo, con la realidad insoslayable de la muerte. Un día u otro hay que empezar a perder el miedo. Al fin y al cabo, como escribió J.V. Foix en la muerte de Gabriel Ferrater: "Todos estaremos, en el Puerto, con la desconocida". Más que alejarnos del terror informativo de la Covid-19, quizás nos conviene aproximarnos con naturalidad a este Puerto donde la desconocida nos espera. Claro que esto exige plantearse algunos interrogantes sobre la vida...
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