COMEDIA


Ahora que, con la ayuda europea hay que pensar en la reindustrialización, Antoni Puigverd cuenta una anécdota muy significativa que define, lamentablemente dónde y cómo estamos a la hora de reindustrializar el país: "Hace más o menos un año, empresarios de la Garrotxa (su éxito industrial es espectacular) visitaron una ciudad de la periferia barcelonesa, buscando personal especializado para sus fábricas. Repito: personal para trabajar. descubrieron, estupefactos, que en la ciudad no había un solo instituto que ofreciera especializaciones industriales. Predominaba la hostelería. Con las exigencias de la robótica del mundo actual, la reindustrialización será imposible, si los centros de enseñanza están en la luna.
Estamos sufriendo, desmoralizados, la ubicua presencia de unos dirigentes políticos y técnicos a los que, como dice el tópico, no confiaríamos nuestros ahorros. Les hemos tenido que confiar cosas mucho más importantes: nuestras vidas y nuestro futuro.

La deprimente realidad que estamos viviendo choca con un muro sectario. Por razones emotivas o de identidad, son muchos los catalanes ciegos a la incompetencia descrita. De modo que, pasado el tórrido y extraño agosto de la Covid-19, tendremos que enfrentarnos a una elección diáfana. O nos dejarnos arrastrar por el teatro identitario hasta el pozo de la decadencia, o armarnos de valor y, como han hecho siempre los catalanes a lo largo de la historia, volver a hacer de las piedras panes sin confiar más que en las fuerzas de siempre: iniciativa privada, sentido del deber civil, mutualización, cooperativismo. Y con los valores de siempre: constancia, sobriedad, sudor. Dónde está el bien, existe la patria, decían los antiguos. El resto es comedia.

En 'el periódico' han publicado una interessante entrevista a Eduard Vallory y Gregori Luri, que da pistas sobre el problema de la enseñanza que denuncia Puigverd. 

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