ENSEÑAR RELIGIÓN EN LA ESCUELA



Leo en el periódico que La Generalitat ha iniciado un plan piloto para ofrecer clases optativas de religión islámica en la escuela. Como era de esperar, la medida ha levantado polémica y ya tenemos otro tema para ir discutiendo y marear la perdiz. En un país en que no ha habido manera de consolidar un plan educativo serio y eficaz en los más de 40 años de democracia, donde los vientos políticos han marcado los vaivenes y, en cada cambio de gobierno, la religión iba y venía, hasta llegar a la última reforma, donde la religión católica ha dejado de contar para calcular la nota media, pero los centros deben ofrecerse como optativa. La posibilidad ahora de enseñar la religión islámica, no me parece ni bien ni mal, más bien no es necesario, como tampoco debería enseñar la cristiana, tal vez sería mejor que una escuela pública de un estado laico, se dedicara a transmitir los valores del humanismo y relegar el estudio de las religiones a su influencia en la historia y la cultura. Pero mientras este objetivo no llega, hay que mirar el mundo en que vivimos. También sus amenazas. La conversión expreso de los jóvenes terroristas del 17-A revela el peligro de una enseñanza perverso del islam. En este contexto, la asignatura religiosa puede ser una vacuna contra imanes sin escrúpulos. La religión puede enseñarse en las aulas, pero los valores laicos deberían imponerse. Unos valores a la baja, hay que decirlo.
El padre de Louis Pawels creía firmemente que el siglo XXI sería el siglo del humanismo. Pleno de confianza en el progreso y la ciencia, convencido del advenimiento del proletariado, afirmaba que lo que iba a vivir el nuevo siglo es más importante que la aparición del budismo! No se trata ya, de ahora en adelante, de destinar las facultades humanas a tal o cual divinidad, en nosotros sufre una crisis definitiva el vigor religioso de la Tierra: la crisis de su propio descubrimiento. Hemos empezado a comprender, y para siempre, que la única religión aceptable para el hombre es la que le enseñará, sobre todo, a conocer, amar y servir apasionadamente en el Universo es el elemento más importante. Decía que el hombre todavía no está terminado ni se ha salvado, pero que las leyes de condensación de la energía creadora nos permiten alimentar, a escala del Cosmos, una formidable esperanza. Por eso juzgaba los asuntos de este mundo con una serenidad y un dinamismo religioso, buscando, muy lejos y muy alto, un optimismo y un valor que fueran inmediata y realmente utilizables.
Ya se suele decir que las sepulturas están llenas de buenas intenciones, y lo único que nos ha aportado el siglo XXI, es la perversión de la clase política y de las instituciones en general y una sociedad cada vez más infantilizada e idiotizada. Ya puestos, pido a la escuela, ¡No! exijo (ahora se exige, no se pide) que en la escuela den clases de pastafarismo, la religión más importante después del budismo. Una escuela que empieza hoy su incierto curso. ¡Sufriremos!

2 comentarios:

  1. La catequesis que se la pague cada uno de su bolsillo. Y en su casa.
    Un saludo.

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    1. Lo que deberian hacer es enseñar historia de las religiones, de todas las religiones, porque también deben los niños conocerlas.

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